La selección brasileña fue superior a la española. Tuvo varias ocasiones de gol. Una de ella fue el penalti que desaprovechó Richarlison. No obstante, Matheus Cunha marcó el primer gol en el minuto 45. Justo premio al dominio que había ejercido 'La Canarinha'. Mientras que los jugadores españoles no daban pie con bola. Debido a que no cejaban en su empeño de volver a las andadas; es decir, a mover el balón con la parsimonia que exige el dichoso tiqui-taca. El cual lidera Petri. De modo que los brasileños jugaron mucho tiempo con comodonería.
Amén de abusar de ese juego ramplón y previsible, Luis de la Fuente no se percató de cómo Antony se la estaba liando por la banda derecha... Asedio que duró hasta que Alves no pudo seguir el ritmo que su compañero imponía por ese costado. Con el centro del campo perdido, las ocasiones de gol de España fueron escasas. Sólo se produjeron dos situaciones en las que el balón tocó ligeramente el larguero bajo la mirada atenta del portero brasileño.
El magnífico gol obtenido por Oyarzabal tuvo efectos balsámicos. Y fue entonces cuando tuvimos la impresión de que España podría ganar la medalla de oro. ¡Qué si quieres arroz, Catalina! Puesto que al seleccionador se le ocurrió poner a Vallejo como lateral derecho. Tremendo error: Pues es más que sabido que el jugador del Madrid las pasa canutas jugando en esa demarcación. Y de ello se aprovechó Malcom en la prórroga. Le bastó al brasileño correr como un gamo detrás de un balón que le habían enviado al espacio libre y plantarse ante Unai Simón y batirlo. O sea.
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