Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 17 de agosto de 2021

No se puede hablar bien si se piensa algarabía

Fue en julio cuando se produjeron dos escándalos durante las sesiones plenarias celebradas en el Ayuntamiento de Ceuta. Los cuales tuvieron mucho eco en los medios de comunicación peninsulares. No en vano los políticos se dijeron impropios y se armó la de San Quintín. La dimensión del altercado fue motivo de vergüenza ciudadana. Y ojalá que esas escenas no se repitan. Aunque eso es como pedir cotufas en el golfo.

Tampoco creo que los diputados y diputadas de la Asamblea de Ceuta estén aprovechando las vacaciones para repasar la Gramática de la Lengua Española. Necesidad que tienen para mejorar su oratoria y sobre todo para que no le den patadas al diccionario. Si levantara la cabeza don Fernando Lázaro Carreter exclamaría a voz en cuello: ¡Uf, un horror!... Y se iría otra vez a ese lugar del cual nunca se vuelve y sin comprender por qué en los plenos se oye siempre lo de pienso de que o en base a y cosas así. 

Yo entiendo que como los políticos no tienen mucho que decir o no pueden decir lo que quisieran, pues se limitan a utilizar unas fórmulas y unas muletillas terribles. Y sobre todo causan horror cuando padecen de dequeísmo. Me viene a la memoria lo que decía al respecto Menéndez Pelayo: "Cómo se puede hablar bien si se piensa en algarabía". Y no me negarán que los plenos de Ceuta se distinguen por los alborotos, griteríos y bullas que en ellos se producen. 

Por consiguiente, no me extraña que nuestro alcalde, entre tanta medianía, siga destacando por tener un pico de oro. Menos mal. Pues no quiero ni imaginarme lo que serían los plenos si Vivas fuera un garrulo. En fin, algo bueno tendría que tener un señor que lleva más de dos décadas como primera autoridad de esta ciudad y sus logros destacados, según dicen sus seguidores, han sido atender en su momento a César Manrique y ordenar la construcción de un ascensor en la Avenida de Martínez Catena. Por más que el artefacto esté más tiempo averiado que funcionando. Es decir...

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