Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Cayetana vuelve a ser un volcán en erupción

Quince meses ha tardado la diputada del Partido Popular en mostrar otra vez su carácter volcánico contra los dirigentes de su partido. Así que he decidido copiar literalmente lo que escribí en aquel entonces: La política es un juego. Ahora bien: muy avanzado el siglo pasado se decía que los hombres aman el juego y saben jugar mejor que las mujeres. Por consiguiente, los hombres hacen más política que las mujeres. Pero también se avisaba: en la próxima etapa de su liberación, las mujeres aprenderán a jugar y su participación en política aumentada emanará de esa nueva actitud lúdica. 

El juego de Cayetana Álvarez de Toledo consistió en mostrarse reacia a decirle amén al presidente de su partido cada vez que éste abría la boca para recomendarle moderación. Y, claro, Pablo Casado decidió prescindir de los servicios de la portavoz del PP a escala nacional. Decisión que ha terminado como el rosario de la aurora. Escándalo que no suelen perdonar las personas afines a las siglas en cuestión. Máxime cuando la señora diputada no se calla ni debajo del agua.

La diputada salió a la palestra, en el verano de 2020, a contar lo sucedido con ese aire de mujer aguerrida que se crece ante las dificultades. Y se expresó con una rapidez vertiginosa en tono de persona que reza. Y lo hizo para airear que la decisión de Pablo Casado le parecía desdichada. Dejando entrever, con esa ira que ella sabe manejar, que su presidente es vulgar, que tiene más miedo que valor, que evidencia más desgana que voluntad y que goza de más memoria que talento...

En aquel mes de agosto, a mí me pareció que la ex portavoz del PP era más dura que un bisté de los años 40. La verdad sea dicha. Y, claro es, comprendí inmediatamente que tanto Pablo Casado como Teodoro García Egea las iban a pasar canutas con una señora tan culta como temperamental. Y que evidencia haber asumido la frase que se adjudica a Margaret Thatcher: "Puede que sea el gallo el que canta, pero es la gallina la que pone los huevos". Con una mujer así, mucho me temo que  los dirigentes populares tendrán que actuar con mucho tacto. 

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