El Madrid sesteó más tiempo del debido

Opinar acerca de los entrenadores no me agrada. Porque conozco las muchas dificultades que entraña estar en un banquillo y lo fácil que se ve todo sentado frente a un televisor en cómoda butaca de la sala de estar. Pero ello no es óbice para que hoy diga que Carlo Ancelotti dio la impresión de estar pensando en las musarañas. Con todos mis respetos para el laureado entrenador italiano. Y es que hay días en los que hasta los más grandes se desorientan más de lo debido. 

El Madrid comenzó presionando muy arriba al Shakhtar y dominó el partido durante quince minutos. En los que tuvo ocasiones de marcar antes de que lograra su primer tanto. El gol 1.000 en Champions League lo obtuvo Benzema (14') tras un pase de Vinicius, quien se aprovechó de una mala combinación entre Trubin y Marlon. A partir de ahí Ancelotti ordenó un repliegue intensivo a fin de que los jugadores recuperasen el segundo aliento, debido el cansancio acumulado con tantos partidos, y dispuestos a salir al contraataque en cuanto se les presentara la ocasión. 

Pero cederles terreno y balón a los jugadores brasileños del Shakhtar, durante tantos minutos, fue un error. Puesto que Stepanenco, Patrick, Maycon y Mudryk se impusieron al trío formado por Kroos, Modric y Casemiro. Éste naufragó cuando le tocó ser ese escudo de la defensa que necesitaban tanto Militao como Alaba. Sobre quienes recayó el abrumador dominio de sus rivales. Los cuales empataron por medio de Fernando (39'). Y además pusieron a prueba la categoría de Courtois.

Vinicius no pudo lucir como en sus mejores días porque no fue asistido debidamente por sus compañeros. Pero trabajó lo indecible y además sus dos pases a Benzema acabaron en goles. El segundo llegó en el minuto 15 de la segunda mitad. Gracias a una triangulación del extremo con Casemiro y Benzema. En fin, que el Madrid estuvo mucho tiempo entre las cuerdas por mor del agotamiento de los centrocampistas. Cansancio que se veía a una legua. Pero Ancelotti no lo vio así. Y, claro es, no hizo los cambios que pedía la situación. A eso se llama jugar con fuego.