Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 30 de noviembre de 2021

Madrid-Athletic

Creo haber contado ya, si mal no recuerdo, los malos ratos que tuvo que pasar Francisco Gento antes de ser idolatrado por los aficionados del Madrid. Su velocidad era la mejor arma del futbolista cántabro. Pero en sus comienzos era incapaz de acabar las jugadas cuando todo lo tenía a su favor. Di Stéfano fue el único que creyó en las posibilidades del futbolista santanderino; dado que estaba convencido de que Gento sería una estrella en cuanto uniera a su rapidez una mejora en la coordinación con la pelota. 

Paco Gento, también conocido como la 'Galerna del Cantábrico', se convirtió en un quebradero de cabeza para todos los entrenadores de aquella época gloriosa para él. Anular al extremo blanco era casi imposible. Sus marcadores salían al terreno de juego convencidos de que iban a pasar un mal rato frente a un jugador explosivo y con recursos ya adquiridos en el manejo del balón. Y, claro es, los aficionados del Madrid pasaron de abroncarlo a ponerlo en los cuernos de la luna. Es decir, lo colocaron en el más alto pedestal futbolístico.

Los comienzos de Gento fueron semejantes, cambiando lo que haya que cambiar, a los de Vinícius. Quien, hasta hace nada y menos, despertaba murmullos de enfado entre los seguidores madridistas. Incluso los más temperamentales gritaban a voz en cuello que el brasileño no valía para nada. La transformación que se ha producido, para bien del jugador y de su equipo, ha generado una muy grande expectación y, desde luego, es motivo de mucha preocupación tanto en los entrenadores como en quienes son designados para marcarlo.

Me imagino a Marcelino García Toral dándole vueltas al magín acerca de cómo evitar que su equipo sufra el buen momento por el cual atraviesa el extremo merengue. Y a Íñigo Lekue, posible lateral encargado de frenarlo, invocando a su santo preferido para no pasar por un mal trance futbolístico. Por cierto, la baja de Íñigo Martínez, por sanción, no deja de ser un hándicap para el Athletic en el Bernabéu. El equipo bilbaíno apelará a una defensa en bloque en campo propio y muy cerca de Unai Simón. Confiando en la velocidad de los hermanos Williams para contraatacar. Y Raúl García, como es habitual en él, tratará de cizañar hasta donde le permita el árbitro. Ah, se me olvidaba: a Muniain no se le pueden dar oportunidades de gol.  





 

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