Cualquiera tiempo pasado nunca fue mejor

Hace ya mucho tiempo que yo no hablo de fútbol con nadie. Debido a que hace un mundo que no frecuento la calle. Aunque de higos a brevas suelo hacerlo por teléfono con algún conocido. Ayer se me presentó la ocasión y acabé agotado. Me imagino que también mi interlocutor, aunque más joven que yo y con menos alifafes, tardaría lo suyo en recuperarse de la paliza que le dimos a la lengua. Javier Molino, Tras los saludos de rigor y los comentarios relacionados con las Navidades, fue al grano.

-Manolo, desengáñate, el fútbol de ahora no tiene nada que ver con el de nuestra época...

Y mi respuesta, tras pocos segundos de reflexión, fue la siguiente: El mundo, querido Javier, no detiene jamás su marcha y es pecado de pesimismo -y de soberbia- el pensar que las figuras que un día nos entusiasmaron y que hoy nos entusiasman, no habrán de tener su continuidad -y aun su maduración-en el futuro. A propósito, tengo leídas muchas veces unas declaraciones de Carlos Rexach -jugador del Fútbol Club Barcelona- cuando estaba en la cresta de la ola y que le vienen como anillo al dedo a lo que estamos hablando. 

Preguntado el gran jugador sobre la evolución del deporte que practicaba -entonces-, aclaró que un equipo formado por las grandes figuras de hace treinta o cuarenta años, tomadas en su mejor momento, perdería ante un gran equipo de hoy por goleada, por la misma razón que este gran equipo de hoy perdería, también por goleada, ante su sucesor de dentro de otros treinta o cuarenta años. Y así sucesivamente. 

De vez en cuando, amigo Javier, conviene que dejemos las añoranzas a una lado; por más que a medida que vamos cumpliendo años nos cueste lo indecible no ser añorantes. Y sobre todo olvidarnos de lo que cantara el poeta, cualquiera tiempo pasado fue mejor. Y es que la humanidad no se para, sino que, aun a trancas y barrancas, como decía don José Camilo Cela, sigue su marcha,  y esa marcha es ascendente.