El coño pronunciado por Pablo Casado en el Congreso de los Diputados está siendo muy criticado incluso por quienes no suelen inmutarse por los insultos que se cruzan los parlamentarios cuando debaten. Lo cual evidencia que la hipocresía es la actitud que reina entre los políticos de toda clase y condición. Y me explico: en su diccionario de Obras Completas, José Camilo Cela nos dice que el día 13 de febrero de 1975 tuvo el honor de presentar en la Real Academia de España algunas voces usadas por Quevedo y no incluidas en la XIX edición del Diccionario..., en la que figuraba la voz que nos ocupa. Y que la corporación, dando muestras de su buen sentido, su abierto criterio y su vitalidad evidente, se dignó acogerla en el diccionario. Se usa frecuentemente como interjección.
Francisco Umbral decía que lo que más le interesaba del asunto era el 'coño' conversacional, que es quizá la palabra más usada en castellano y ponía ejemplo tan expresivo: A ver si nos vemos, coño, vente por casa, coño, me gusta lo que escribes, coño, claro que me gusta; pero nunca tengo ocasión de decírtelo, y nos tomamos, coño, unas copas, que ya está bien, coño. Claro que hay el coño exclamativo, y el coño propiamente dicho, pero el que más abunda es el coño conversacional, que antes se encontraba en Cela y ahora en casi todos los columnistas de periódico. La palabra coño tiene así un valor de punto y coma, de interjección tranquila, de rúbrica.
Ni que decir tiene que las mujeres usan mucho el coño conversacional y hasta referente.
-Estoy de mi sargento hasta el coño", le decía una soldado a otra cuando se cruzaron conmigo por el paseo de la playa de Benítez.
-Otras más imaginativas suelen decir: ¡Me tienes hasta las tetas!
Durante la dictadura, el uso de tacos fue signo de izquierdismo. Luego, con la llegada de la democracia, la izquierda fue echando mano de la corrección hasta caer en la cursilería. Por considerar que los tacos es signo de machismo. La derecha, en cambio, siempre muy dada a manifestarse educada, está perdiendo la paciencia, debido a que Pablo Casado no actúa con la contundencia que le exigen los suyos. Una blandenguería que le permite a Pedro Sánchez salir indemne de toda confrontación dialéctica en el Congreso de los Diputados.
Así que ayer, o anteayer, que para el caso es lo mismo, el presidente del PP se presentó en el Congreso con ganas de gresca. Pero su coño, gritado a voz en cuello, más que una interjección fue una metedura de pata. Y es que hay palabras que deben usarse en su justa medida. O sea.
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