Pablo Iglesias aprovechó la endeblez del Gobierno presidido por Mariano Rajoy -en 2017- para hacerse el artículo diariamente en los medios de comunicación. Cabe decir que todos le dieron la oportunidad de exhibir sus dotes como opinante político, tanto en entrevistas como debatiendo con otros contertulios pertenecientes a otros partidos. El líder de Podemos llegaba a los platós convencido de que su experiencia antes las cámaras le favorecía. Por más que sus rivales le aventajaran en porte. Su desaliño en el vestir, quizá para contentar a su clientela, no impedía comprobar que sus prendas eran caras..
Hubo un momento en que Iglesias acaparó toda la atención política. Tampoco le fue a la zaga su compañera: Irene Montero. Tras situarse cerca de la cresta de la ola en la que surfeaba Pedro Sánchez, el hombre fuerte de Unidas Podemos fue perdiendo gas y no hace mucho nos dijo que dejaba la política activa. Si bien ejercería como analista político desde distintas tribunas mediáticas. Con el fin de ilustrarnos con su sapiencia de cuanto fuera ocurriendo en la política española y, cómo no, en la de un mundo donde las grandes potencias parecen mirarse de reojo.
Pablo Iglesias nunca fue santo de mi devoción como político. Ninguno lo son. "Dado que tengo asumido que por muy sucia que se imagine uno la política, siempre lo es mucho más". De ahí que todos los partidos políticos mueran al final por haberse tragado sus mentiras. Iglesias dijo en 2018: "Me parecen más peligrosos los políticos en chalets". Poco tiempo después, era él quien compraba una vivienda en Galapagar por valor de 606.000 euros. Evidenciando que vivir como rico no le amarga a nadie.
Ahora, tras haber sido vicepresidente del Gobierno presidido por Pedro Sánchez, se dedica a criticar a los ministros y ministras del PSOE. Margarita Robles, una señora con las ideas muy claras y un saber estar adecuado a su cargo, ha sido objeto de sus dentelladas. Y la señora Robles le ha respondido: "Además de no tener responsabilidades, Iglesias disfruta de mucho tiempo libre", Es decir, que vive echado a la bartola. Y, por si fuera poco, también ha entrado en discusión con Celia Villalobos. Lo cual me induce a pensar que Pablo Iglesias, en cuanto abra la boca, será objeto de respuestas desagradables. En suma, que el pavo real deberá plegar ya mismo su cola.
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