Cuatro fueron los goles marcados por el equipo azulgrana en el Bernabéu, cuatro; pero pudieron ser más: debido al dominio insistente del Barcelona sobre un Madrid inepto, incapaz, incompetente. Un Madrid que fue ridiculizado por un rival que aprovechó las facilidades que le dio un equipo mal dirigido en todos los sentidos. ¿Cómo es posible que Carlo Ancelotti, debido a la baja de Benzema, pierda el oremus del modo que lo ha hecho hoy? Verdad es que el delantero francés es una pieza principalísima en el sistema de juego de su equipo. Mas no hasta el punto de que su baja obnubile las ideas de su entrenador. La incapacidad de pensar con claridad del técnico italiano se tradujo en un desastre de sus hombres en el terreno de juego.
El sistema de juego del Barça, desde que llegó Xavi Hernández, es reconocible. Dos extremos orillados a las bandas, regates en carrera y veloces con y sin balón. Lo cual genera problemas a sus marcadores. Los centros de Ferran y Abumeyang son casi siempre rematados por los centrocampistas que acuden prestos a ensayar el tiro desde la media distancia. Al Barça, además, si les deja que sus centrales no tengan referencias en los marcajes, éstos se permiten el lujo de sacar el balón jugado desde atrás con comodidad. Y a partir de ahí todo el equipo funciona perfectamente.
Colocar a Luka Modric de delantero centro falso fue una metedura de pata tan grande como la catedral de Burgos. Dado que el croata no supo nunca cuál era su cometido. Asi que, además de naufragar en esa posición, se echó de menos su concurso en el mediocampo. Yo comprendo que Ancelotti haya perdido la confianza en los delanteros centros que tiene. Sin embargo, en esta ocasión, hubiera sido mejor situar a Marco Asensio en esa posición e incluso a Mariano. Para evitar que Piqué y Eric García jugaran a su libre albedrío. Y sobre todo para poner a prueba a Ter Stegen. El cual, si mal no recuerdo, intervino en una ocasión.
En suma, la actuación del Madrid fue vergonzosa. Indigna de un club tan grande. Y lo peor es que la derrota pudo ser mayor. Dado que el dominio absoluto del Barcelona pudo acabar en seis o siete tantos a cero. Es decir, que la suerte se puso de parte del equipo blanco. Perdón, quiero decir del equipo que iba vestido de negro. Color tal vez elegido como augurio de lo que podía pasar... Un desastre que pasará a la historia. Y que, sin duda, puede que genere gran desconfianza en sus futbolistas.
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