El peligro de Iago Aspas

Ganar en Balaídos nunca es fácil. Debido a que el Celta, desde hace ya tiempo, cuenta con una plantilla repleta de buenos jugadores y en la que destacan Santi Mina, Denis Suárez, Nolito y sobre todo Iago Aspas. El problema actual es que ni Santi Mina, ni Denis Suárez ni Nolito están en condiciones de jugar frente al Madrid. Los dos primeros por cuestiones ajenas al deporte y el tercero porque está lesionado. Así que los aficionados celtiñas se encomiendan a su máximo goleador: Iago Aspas. El cual, a sus 35 años, sigue siendo un incordio permanente para sus marcadores. 

Frente al Español, la semana pasada, mientras que Paciencia luchaba denodadamente con los zagueros catalanes, Iago Aspas jugaba a su aire, generando problemas en el entramado defensivo de los Pericos. Cada desmarque, cada balón que tocaba, cada regate, cada tiro desde la media distancia o cada disparo a balón parado suponían un peligro para el marco defendido por Lecomte. Mucho me temo que el Celta tardará muchísimo tiempo en encontrar un delantero siquiera parecido al nacido en Moaña. Nacido, sin duda, para jugar en el equipo de su tierra. Y me explico...

Diego Aspas fue fichado por el Liverpool en el año 2014 y debido a su inadaptación fue cedido al Sevilla. Pero tampoco rindió en el equipo hispalense. Un amigo mío, gallego y futbolista, me dijo lo siguiente en aquel tiempo: "La morriña supera a mi paisano; en cuanto se aleja de los suyos y de su ambiente lo amilana la tristeza. En cambio, en cuanto pisa el césped de Balaídos se convierte en un delantero temible". Y no tuve más remedio que darle crédito a su opinión. Porque he conocido casos similares en otros jugadores de menos renombre.

Por consiguiente, bien harían los centrales del Madrid en hacerse a la idea de que mañana tendrán  enfrente a un delantero al que no se le puede perder de vista en ningún momento. Un tipo que nunca desaprovecha las oportunidades de gol que se le presentan ni tampoco las que él se crea en todos los encuentros. Y si a ello le añadimos que se crece cuando se enfrenta al equipo blanco, resulta necesario a todas luces que reciba el marcaje correspondiente a su calidad.