El fichaje de Casemiro por el Mánchester United es, sin duda alguna, la noticia del verano futbolístico. Su marcha, según dicen los periodistas, se debe a que era imposible que rechazara la cantidad de dinero que le ofrecía el equipo inglés. Amén del dinero, que lo puede casi todo, nadie ha dicho ni pío acerca de que al brasileño le costaba trabajo asimilar que había llegado la hora de luchar por su titularidad con dos competidores con la edad en la boca y atiborrados de cualidades. Los fichajes de Eduardo Camavinga y Aurélien Tchouaméni han sido, tal vez, la causa por la cual Casemiro ha dejado al mejor equipo del mundo y a la mejor ciudad de Europa para irse a vivir a ese Mánchester que Jorgelina Cardoso, mujer de Di María, describe como si fuera la antesala del infierno...
Isco Alarcón ha sido jugador del Málaga, Valencia y Madrid. Ha gozado de innumerables oportunidades para demostrar ese nivel de juego que él se otorga. Pero que pocas veces, muy pocas, se refleja en el terreno de juego. En el cual trata de conquistar al respetable con un regate, una finta, una ruleta o bien un gesto técnico; además de jugar andando durante muchísimos minutos del encuentro. Porque aún está convencido de que correr es de cobardes... Monchi, a petición insistente de Julen Lopetegui, accedió a contratar los servicios de un Isco propenso a engordar y que se cree capacitado para encandilar a los espectadores del Sánchez Pizjuán con un arabesco a tiempo. Los jugadores hispalenses, por lo visto, han dicho que nones. Que en el Sevilla han de correr todos los futbolistas. Y, claro es, Lopetegui empieza a sufrir las consecuencias de su capricho.
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