Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 22 de abril de 2023

El Día Internacional del Libro

Cuando llega la Feria del Libro me doy cuenta de que estoy a punto de vivir un nuevo verano y asimismo que las tardes de lectura ya no serán iguales. El calor me causará amodorramiento y el esfuerzo que exige leer será doble. Pero servidor, vicioso empedernido de los libros, soportará la somnolencia con un ejemplar entre las manos y perdiendo la noción del tiempo a cada paso con las cabezadas de rigor. Son momentos de lucha contra ese sueño breve e irritante que me está privando de un placer que nada más entienden quienes han hecho de la lectura un hábito indispensable.

Al hábito de algo se llega por medio de la reiteración y el de la lectura fue una tendencia que me inculcó, con machaconería, un bibliotecario en tiempos de postguerra y a quien nunca dejaré de agradecerle el favor que me hizo. Era un hombre que soportaba la época que le había tocado vivir y que disfrutaba encerrado muchas horas entre las paredes frías de una sala destartalada y en la que él guardaba libros que nadie leía. Muchos dicen que la lectura debe resultar un acto placentero y nunca someterse a la dictadura del esfuerzo que produce querer estudiar todo cuanto cae en las manos de quienes son adictos a las palabras escritas. 

Sin embargo, nada tan grato hay, al menos para mí, como leer minuciosamente y demorarse en las páginas hasta decir basta ya. Lo peor que tiene la lectura de libros, amén de que a ciertas edades supone acelerar más el quebrantamiento de la vista, es que uno acaba queriendo escribir literatura. Y esas son palabras mayores... Mas tampoco conviene martirizarse por semejante deseo. Todo lo malo en esta vida tendría que estar resumido en ese querer ser escritor -reconocido- aunque no se tengan las cualidades ni la imaginación para serlo. 

Cuentan que las personas enamoradas de un libro son como los enamorados de una mujer: no descansan hasta haberlo o haberla presentado a sus amistades para que lo admiren o la admiren. Así se vuelven pesadas y a menudo lo pierden o la pierden (Clifton Fadiman). De ahí que prestar un libro sea para mí algo que no entra en mis planes. Y, por tanto, me niego rotundamente a ello. Que otra cosa es comprarlos y regalarlos. Por más que el precio de los ejemplares estén por las nubes. 

El Día Internacional del Libro me cogerá -si algo no lo impide- releyendo Manual de Historia de España. Siglo XX. Escrito por Javier Tusell. A propósito de los libros, según dijo Aldous Huxley: "Cuesta tanto trabajo escribir un mal libro como uno bueno; sale con la misma sinceridad del alma del autor".


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