El bipartidismo

Antonio Cánovas del Castillo decía que la política es el arte de aplicar en cada época de la Historia aquella parte del ideal que las circunstancias hicieran posible. El bipartidismo, que no malo por serlo, disminuye el talento de los gobernantes cuando degenera en partitocracia y cuaja en una oficina de empleo para generar votos antes que en una gestora para el progreso de la nación. Socialistas y populares son dos partidos consagrados y repletos de conocimientos por haber gobernado España desde que se instauró la democracia. Así que ambos tienen la oportunidad de demostrar que no es imposible salir airoso de la situación creada por las urnas. Por difícil que sea. 

Tanto Alberto Núñez Feijóo como Pedro Sánchez ganarían muchos enteros trabajando al alimón para demostrar que el fin primordial de la política es fomentar la inteligencia. Y no andar siempre a la gresca contra los adversarios. La política práctica ha de contar con dos imprescindibles apoyaturas: la autoridad moral (sin que la armonía que supone el consentimiento de los pactos se transforme en una imposición) y la eficacia. Sin la que todo gobierno ha de ser sustituido como se sustituye al personal de una empresa privada que naufraga. 

Sánchez y Feijóo están obligados a renunciar al particularismo; siempre pernicioso e injusto en política, y hacer lo que más conviene a los españoles. Puesto que la política es, sobre todo, un servicio a los administrados mucho más que al propio partido. Dado que los "intereses personales" son perniciosos e injustos en política, ya pertenezcan a Agamenón, ya a su porquero. En fin, termino con una opinión de Antonio Gala: "Para ser un político respetable se tienen que guardar tres lealtades: a uno mismo, a su tiempo y a su pueblo". El parecer de AG debería ser tenido en cuenta por Sánchez y Feijóo.