Confieso que hubo un momento en que la emoción por lo ocurrido con Luka Modric al final del encuentro frente a la Real Sociedad estuvo a punto de desbordarme. Es cierto que esperaba que la afición del Real Madrid fuera generosa con el futbolista croata en el día de su despedida del Bernabéu. Pero nunca pensé que pudiera convertirse en una demostración de cariño tan grande. Lo ocurrido estará dando la vuelta al mundo. Y no me cabe la menor duda de que habrá servido para que muchos profesionales del balompié sueñen con pertenecer al equipo dirigido por Florentino Pérez; un presidente que despide a sus leyendas como mandan los cánones del agradecimiento.
La Real Sociedad, con todos los deberes hechos esta temporada, compitió sin excederse en juego destructivo ni en acciones en las que imperara la dureza. Lo que permitió que el partido transcurriera por cauces correctos. Con el fin de no estropear la fiesta que se celebraba en honor de un futbolista querido en todos los estadios. El Madrid marcó dos goles. Logrados por Kylian Mbappé; algo que viene siendo habitual desde hace tiempo. De ahí que sea el jugador mejor clasificado para ganar los trofeos correspondientes a quienes perforan más veces las porterías contrarias.
También fue homenajeado Carlo Ancelotti. Merecidamente. Puesto que ser entrenador es difícil; pero serlo del Madrid es muy complicado. Porque está obligado a que el equipo merengue gane todos los días y fiestas de guardar. En fin, al italiano le queda la última prueba; es decir, el Campeonato Mundial de Clubes. O tal vez no. Un torneo prestigioso y donde el dinero fluye en cantidades muy considerables. Antes de que se me olvide, al presidente del Real Madrid se le escaparon las lágrimas mientras Modric hablaba de su Madrid embargado por un sentimiento de amor al equipo blanco.
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