Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 19 de mayo de 2025

Sobre la victoria del Madrid en el Sánchez Pizjuán

Como siempre acudí presto a sentarme ante el televisor para ver el penúltimo partido de La Liga entre Sevilla Club de Fútbol y Real Madrid. A pesar de que ambos equipos no se jugaban nada que pudiera alterar la clasificación. Aunque a sabiendas de que vería cosas interesantes. Por ejemplo: que Kylian Mbappé trataría de aumentar su cuenta de goles para asegurarse 'El Pichichi'; trofeo de suma importancia en el fútbol español. Y asimismo luchar también por conquistar la 'Bota de Oro'. Premio que no es moco de pavo.

Kylian Mbappé llegó a nuestro fútbol con la etiqueta de gran estrella del balompié mundial. Aunque a sabiendas de que el Real Madrid es un club cuyas exigencias han hecho mella en figuras indiscutibles que vistieron la camiseta merengue. Hasta el punto de que tardaron su tiempo en ganarse la estima de sus aficionados. Ejemplo principal fue Alfredo Di Stéfano. Quien escribe presenció desafecto en forma de pitada al mejor delantero centro flotante del mundo en aquellos años sesenta y setenta. Incluso hubo periodistas que lo tacharon de 'petardo'. Ni que decir tiene que todos ellos tuvieron que pasar por los optamólogos de la época. 

KM ha marcado 28 goles en La Liga en 32 partidos. 7 en la Champions en 4 partidos. 2 en la Copa del Rey en cuatro encuentros; uno en la Supercopa de España y asimismo en la de Europa y en la Intercontinental. Es además un aspirante a ganar la Bota de Oro. Le queda un partido frente a la Real Sociedad. Por consiguiente, creo que es merecedor de confianza del madridismo incluso en tiempos de 'vaca flaca en títulos'.

A propósito, no es la primera vez que recuerdo cómo Luka Modric pasó también por ese trance en el mejor equipo del mundo. De modo que no me extraña que el croata se haya convertido en el asesor de sus jóvenes compañeros. Tanto dentro como fuera del terreno de juego. De ahí que bien podría hacer suyas las palabras que dijo Ferenc Puskas en los años 50 y 60: "Lo bueno de hacerme viejo -se entiende que es para el fútbol- es que el balón me obedece". 





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