Parece mentira que haya periodistas especializados en opiniones futbolísticas que no dejan de redoblar el tambor acerca de cómo el París Saint Germain aprovecha los saques de centro para enviar el balón fuera por el sitio más lejos del terreno adversario con el fin de adelantar líneas y presionar intensamente. Y lo airean, además, como si semejante acción la hubiera inventado Luis Enrique. Cuando no deja de ser una antigualla.
Lo que no cabe la menor duda es que el técnico asturiano la descubrió cuando estuvo internado en la Escuela de Mareo: Centro deportivo en el cual se rezumaba fútbol por todos los rincones del edificio. Quien escribe, y perdonen que hable de mí, la implantó muy pronto como entrenador allá a finales de los sesenta.Y debo decir que los futbolistas eran remisos a cumplir con ese cometido. Por más que se les explicara que ese proceder cumplía funciones favorables en momentos adecuados.
Verbigracia: eludir la presión de un rival superior. Pasar con rapidez el centro del campo y llegar cuanto antes al área contraria. Amén de aprovechar el juego por elevación si se contaba con delanteros altos y fornidos. Por consiguiente, y a pesar de que el París Saint Germain sea un equipo repleto de figuras indiscutibles del fútbol mundial, no tiene por qué renegar de esa manera de proceder si es necesario. Lo cual no quiere decir que se olvide de sacarle rédito a la indiscutible calidad de su plantilla, mezclando practicidad con sacar el balón jugado desde atrás cuando lo demanden las circunstancias. O sea...
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