Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.
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domingo, 24 de noviembre de 2019

Madrid-Real Sociedad


Partido en el cual ha habido de todo como en botica. Comenzó con un fallo gravísimo de Sergio Ramos. Quien a su edad, y con las tablas que tiene, debería saber que una cesión a su portero ha de ser acompañada en carrera hacia la dirección del balón por si acaso el pase se queda corto y así poder enmendar el error. El cual lo aprovechó Willian José para batir a Courtois. A partir de ese momento la Real Sociedad jugó media hora de ensueño.

El equipo donostiarra se fue arriba con tres delanteros y Odegaard situado por delante de Ramos se hizo dueño de la situación. El Gran Capitán, sin nadie a quien marcar, anduvo media hora papando moscas. Fueron treinta minutos angustiosos para el equipo blanco. Menos mal que Modric, a la chita callando, fue manteniendo a su equipo con vida. Y gracias a una asistencia suya llegó el empate por medio de Benzema.  Hasta entonces, Valverde y Casemiro habían pasado inadvertidos.

Ocurrió también que Rodrygo mostró su peor versión. Es decir, que Monreal lo redujo a la nada. O sea, que lo secó. Como se decía antiguamente cuando un defensa anulaba a un delantero. Lo cual no significa que el joven brasileño no vaya a cuajar en ese gran futbolista que todos esperamos. Aunque conviene tener en cuenta que las prisas nunca fueron buenas. Y lo mejor sería cortar de raíz los halagos excesivos que no le hacen ningún bien a la criatura.

Valverde marcó el segundo gol, tras tocar el balón en un contrario, y le llovieron los ditirambos por parte de quienes narraban y comentaban el encuentro. Olvidando que el uruguayo, hasta el minuto cuarenta y siete, sólo se había dedicado a quedarse en el sitio de Ramos mientras éste se iba hacia adelante para marcar el gol de a mí que los arrollo. Esa especie de quite del perdón que busca con ahínco,  en casi todos los partidos, para tapar sus fallos.

El tercer gol lo logró Modric. Tras varias intervenciones magníficas de Gareth Bale. El galés sustituto de Rodrygo jugó veintitantos minutos. Y lo hizo muy bien. A pesar del ambiente adverso que le habían preparado en el Bernabéu. Por cierto, conviene destacar la decisión tomada por Zidane. Ofreciéndole al galés la oportunidad de demostrar que si sigue en el Madrid será necesario su concurso.

La Real Sociedad jugó media hora como mandan los cánones futbolísticos. Y pudo resolver el partido en los primeros treinta minutos. Sobre todo por el lado de Ramos. A quien Zidane debería  decirle, de una vez por todas, que es defensa antes que delantero. Y que empieza a dar grima verlo deambular por el campo sin orden ni concierto. En fin, partido emocionante... En el cual hubo de todo como en botica.




 

lunes, 30 de enero de 2017

Gran partido de Kovacic

Tras fallar Barcelona y Sevilla en sus respectivos partidos, lo primero que cualquier madridista podía pensar es en que así se las ponían a Fernando VII. Pero también es verdad que el escaso rendimiento ofrecido por el Madrid en los últimos encuentros propiciaba muchas dudas. E inquietaba, por tanto, la visita al Bernabéu de la Real Sociedad. Equipo que juega bien pero que ha dado en la manía de olvidarse de que las porterías están para algo.

Comenzó el equipo de San Sebastían acaparando el balón. Y lo mantuvieron durante muchos minutos del primer tiempo. Y lo hacían porque su medio campo estaba poblado de jugadores mientras el Madrid sólo contaba en zona tan vital con Kroos, Casemiro y Kovacic. Así que Illarra y Canales, teniendo a Oyarzabal a un costado y a Zurutuza en otro, y a Juanmi enlazando con ellos, confiaban en que al menor descuido William José, su goleador, pudiera batir a Keylor Navas.

Los nervios comenzaron a cundir bien pronto en las gradas. Debido a que Benzema sigue estando desorientado y a Cristiano tampoco le soplan vientos alisios. Y lo malo del asunto era que Illarra manejaba el ritmo del partido e incluso Canales se hacía notar como en sus mejores tiempos. Poco a poco los laterales del conjunto donostiarra se fueron sumando al ataque y los nervios afloraron.

Fue entonces cuando Kovacic decidió llevar las riendas de su equipo y logró quitarle a los jugadores visitantes ese aire de superioridad con la que se habían presentado en escenario tan suntuoso. Y lo hizo actuando con su peculiar estilo. Conduciendo balones en perpendicular al marco con una habilidad extraordinaria. En una de esas jugadas, en este caso al alimón con Cristiano, el croata abrió el marcador cuando más lo necesitaba su equipo. Corría el minuto treinta y siete.

La segunda parte trascurrió bajo el mismo signo. La posesión del balón era para los hombres dirigidos por Eusebio Sacristán y los de Zidane trataban por todos los medios hacer del contraataque su mejor arma. Y volvió a funcionar la sociedad formada por Cristiano y Kovacic. En esta ocasión, quien batió a Rulli fue el portugués.Y, dado que la Real Sociedad continuaba jugando su especial pachanga, el Madrid marcó un tercer gol. De magnífica factura.  Keylor Navas sacó con las manos a Danilo y éste se la entregó a Lucas Vázquez, quien terminó poniendo el balón en la cabeza de Morata. 

De los tres cambios ordenados por Zidane, Morata, Isco y Asensio, fue el primero quien más se dejó ver durante el poco tiempo que estuvo en el césped. Jugando así, y hablando menos, Morata acabará por destronar a Benzema. A no ser que el jugador francés salga cuanto antes del letargo en el cual anda sumido.

La Real Sociedad se mostró carente de efectividad. Tuvieron, eso sí, mucho el tiempo el balón. Pero se olvidaron de poner en apuros a Keylor Navas. La salida de Vela y Xavi Prieto, buenos jugadores, no aportó nada al juego de los donostiarras. Ganó el Madrid. Y lo hizo en un momento crucial de la Liga Santander. Aunque yo no he visto mejora alguna en su juego. Kovacic y Lucas Vázquez fueron los destacados. Sobre todo el croata. Y pensar que lo querían traspasar a no sé qué equipo.

Ah, insisto: empató el Barcelona y perdió el Sevilla. ¡Ay de los vencidos! Esta expresión se usa para terminar con las protestas de quienes se creen tratados injustamente en detalles secundarios, cuando hay una razón de más peso que debería aconsejarles mantenerse callados y discretos. A pesar del gol no concedido al Barça en el Villamarín.