Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.
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miércoles, 24 de mayo de 2017

Ramos, Marcelo e Isco



Recién terminada La Liga Santander creo que es el mejor momento para recordar opiniones que quien escribe ha ido emitiendo durante una temporada que ha sido apasionante. Hasta el punto de que hubimos de esperar hasta el último partido para saber qué equipo sería Campeón. Lo fue el Real Madrid, con sobrados merecimientos, y no hay que darle más vuelta a ese asunto. 

Sergio Ramos. Sigo manteniendo que su temporada ha estado repleta de altibajos. Ahora bien, cuando sus actuaciones eran deficientes y todos los equipos trataban de atacar por su costado izquierdo, para aprovecharse de sus debilidades como defensa, siempre surgía ese testarazo suyo que servía para ganar un partido y hasta conquistar títulos de máximo esplendor. También dije y lo mantengo, que a Ramos conviene agradecerle que, aunque es consciente de sus carencias como central zurdo, nunca exigió actuar en el costado derecho. Demarcación que le iría mejor para evitar que salgan a relucir sus defectos; aumentados, además, por las alegrías que se permite Marcelo. En el tramo final del Campeonato, sin duda, Ramos ha estado más centrado. Pero el Madrid haría bien en contratar los servicios de un zaguero que sea zurdo. Pues la distribución racional de los jugadores en el césped es imprescindible.

Marcelo. Capaz de lo mejor y de lo peor. Ha sido una pesadilla para su equipo en cuanto a su misión como defensa. Empeñado en atacar por sistema, lo cual es ya por de sí contraproducente, ha tenido a sus compañeros del medio campo haciendo de gregarios casi sin solución de continuidad. Labor ingrata que no les corresponde a futbolistas de la talla de Kroos o Modric. También Casemiro  se ha mostrado  reacio, en ocasiones, a cubrirle las espaldas a un Marcelo alegre, festivo en su juego y siempre dispuesto a hacer de su capa un sayo. A Casemiro, además, por su corpulencia y por ser derecho, le cuesta lo indecible transitar por la banda  siniestra. Marcelo, la verdad sea dicha, es a veces un soplo de aire fresco para sus compañeros de la mitad de campo, pero le pierde convertir lo que debería ser una acción sorpresiva en habitual. Acertada, por tanto, la contratación de Theo Hernández.  Por cierto, tampoco es muy riguroso en su manera de marcar. De modo que alguien le deberá recordar cuanto antes que ser defensa es lo primero y luego… todo lo demás.


Isco Alarcón. Caer en gracia es sumamente importante en esta vida. Es lo que más desean los profesionales de cualquier materia. Y el jugador malagueño lo ha logrado mediante un juego con el cual ha llenado de satisfacción a las personas de gusto refinado.Y éstas, desde sus trincheras periodísticas, han aprovechado la oportunidad para distinguirse de quienes son admiradores de un fútbol con jugadores técnicamente dotados. Es decir, con perfecto conocimiento del oficio. La Iscomanía ha llegado hasta el extremo de que todos los medios deportivos de Madrid no cesen de hablar y de preguntarle a cualquier entrevistado por el jugador nacido en Arroyo de la Miel. Y pobre de aquel que ose no reconocer las extraordinarias cualidades que le adjudican a un futbolista que condiciona el sistema táctico de su equipo. Los exquisitos han llegado incluso a reírle a Isco unas desafortunadas palabras de éste contra Iván Helguera por no estar el exmadridista de acuerdo con la forma de jugar del malagueño. Lo extraño es que Alcorta, por algo similar, se haya librado de una contestación malsonante en las redes sociales. El caso Isco es demencial: lo han convertido de la noche a la mañana, por tres actuaciones destacadas, en el no va más del Madrid. Y sus seguidores de gusto exquisito han dado en la manía de menospreciar a James. Quien ya ha decidido darse el piro. Y ahora están obsesionados con decirnos que sobra Bale. Hay gente pa`tó.

 

domingo, 16 de octubre de 2016

Marcelo e Isco, Kroos y Kovacic

Del partido jugado por el Madrid frente al Betis en el Benito Villamarín, los críticos, en su mayoría, han repicado las campanas. No se han cortado lo más mínimo en expresar su alegría por el gran juego exhibido por el equipo dirigido por Zidane y sobre todo han echado mano del botafumeiro en honor de Isco y Marcelo. Los dos futbolistas han sido adulados hasta la saciedad. De lo cual sale perjudicado el equipo y también ellos si acaso han asumido que sus actuaciones han sido sublimes. Pues entonces volverán a cometer los mismos errores de siempre y que salieron a relucir en el estadio verdiblanco. Por más que el resultado (1-6) haya tenido la utilidad que se le atribuye a una buena capa.


El Madrid jugó bien en la primera parte. Bueno, muy bien; no vaya a ser que se me tache de cicatero en el decir. Y jugó muy bien porque Kroos y Kovacic se adueñaron del medio campo -zona vital- con autoridad de dictadores. Ordenaron y mandaron a su antojo. Y hasta hicieron alardes de estar sumamente dispuestos para asumir, cuando la ocasión lo requería, la misión de guardaespaldas de compañeros poco dados a mentener la disciplina requerida en el césped. Son los casos de Marcelo e Isco; digan lo que digan los demás.

El primero no deja de ser un defensor caótico y un enorme atacante capaz de sembrar el desconcierto entre las líneas rivales en el preciso momento que está en posesión del balón. Su juego, tan anárquico como desconcertante, necesita protección para impedir que por su lado no entren los adversarios como Pedro por su casa. Joaquín, el del Puerto, de no haber sido por las ayudas de Kroos y Varane, habría conseguido hacerle de todo al defensa brasileño.

En cuanto a Isco, qué decir de alguien que juega al fútbol de la misma manera que un orador necesita de los circunloquios por sistema para terminar diciendo una obviedad. El jugador malagueño precisa de muchos rodeos, giros, regates  y pasecitos horizontales para hacerse notar. Y no creo, de ninguna de las maneras, que Zidane le ordenara, como vienen contando algunos periodistas, lo siguiente: "Diviértase, pero trabaje". Y me explico:

Los deportes agonísticos no admiten el divertimento. Y sí exigen tenacidad, voluntad y espíritu de sacrificio. En el combate, pues, no hay tiempo para divertirse sino para luchar denodadamente hasta conseguir la victoria. Que es, sin duda, la mejor terapia para recuperarse de los esfuerzos y así poder celebrar los logros. Isco jugó mejor que otras veces. Mucho mejor. Incluso marcó dos goles. Pero todo lo hizo mediante una misión concreta: la de jugar a su aire. Y si le salió bien, en esta ocasión, se debió a que el Betis jugó como un equipo menor. Y porque Kroos y Varane taparon sus deficiencias defensivas.

¿Quiere usted saber cuál es mi opinión acerca del juego de Kroos? El jugador alemán es un clásico del fútbol. Y se llama clásico a lo que no se puede mejorar. En relación con Kovacic, le diré que merece hacerse con un sitio en el Madrid. Su partido en el Villamarín fue para quitarse el sombrero. Tal es así que se había hecho acreedor a permanecer en el campo hasta el fin del partido. Pero Zidane es... quien decide.