Decidí no escribir acerca del partido Madrid-Juventus correspondiente al Mundial de Clubes. Pues terminado el encuentro no me sentía con ganas de decir ni pío al respecto. Ahora bien, tras leer cuanto se viene manifestando acerca del delantero blanco, he decidido emitir algunos pareceres. Verbigracia: Gonzalo García es un futbolista veinteañero que se ha criado en Valdebebas. Una escuela deportiva en la que no cabe la menor duda de que entre otros lemas hay uno que los alumnos han de tener siempre presente: "La verdadera prueba de fortaleza y perseverancia no está en alcanzar el objetivo, sino en mantenerse".
Gonzalo García es un atacante con cualidades destacadas. Es veloz, regatea en espacios cortos, domina el balón y, por si fuera poco, es contundente en el juego por elevación. Hay gente que nace con suerte. Y es que hay que tener algo de fortuna para llegar y besar el santo; es decir, para hacerse notar sin tardanza en un club tan grande. Su tarjeta de visita han sido sus goles y el desparpajo con que se muestra en sus intervenciones. A partir de ahora será él quien deba ayudar a la Diosa Fortuna que lo ha venido amparando hasta este momento.
Ahora bien, conviene que alguien le vaya susurrando al oído que procure por todos los medios no caer en la tentación de creerse todo lo que se viene escribiendo acerca de él como jugador de fútbol. Puesto que las adulaciones más que ayudar a quienes las reciben suelen tener contraindicaciones negativas. Tan nocivas como para destrozar una carrera que augura éxitos. En estos momentos, Gonzalo García es un ejemplo para los alumnos de Valdebebas. Y, por supuesto, de seguir en esa línea ya mostrada, evitará que su club no tenga que acudir al mercado para fichar a un nueve de mucha prosopopeya y de coste indecible.
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