Fatima Hamed

Hace ya varios años escribí de ella en términos elogiosos, y lo escrito se conserva en la hemeroteca del medio en el cual lo hice. Comencé destacando cómo se hizo abogada estudiando en la UNED, robándole horas al sueño y privándose del tiempo de ocio que le correspondía a sus veintitantos años. Edad en la cual vivir la vida es lo primordial. No tuve el menor inconveniente en destacar cómo supo prescindir de todo lo superfluo para obtener su título.

Reconocí que le prestaba suma atención a su trayectoria política. Debido, todo hay que decirlo, a que Fatima Hamed era, y sigue siéndolo, una mujer que siempre ha gozado de mis simpatías. Motivo: a mí me merecen mucho respeto las personas que consiguen logros a base de voluntad y espíritu de sacrificio. La voluntad y espíritu de sacrificio de FH atendiendo a las labores de su casa a la par que no cejaba en su empeño de estudiar abogacía, la convirtió en una mujer a la que le venía que ni pìntiparada la política activa. Y el tiempo me ha dado la razón.

La primera vez que tuve la oportunidad de hablar con FH fue durante el descanso de un pleno, cuando formaba parte de Caballas. Y Fatima, tras escuchar atentamente mi opinión, me respondió así: "Manolo, dime, ¿de verdad es Juan Luis Aróstegui un personaje tan funesto como tú vienes diciendo, cada dos por tres, en tu columna?".

Mi respuesta fue la siguiente: "El socio que habéis elegido en Caballas terminará rompiendo el partido que habéis creado con tantos esfuerzos. Es más, aunque detesto hacer de pitoniso, no tengo el menor empacho, tratándose de ti, en decirte que muy cerca está el día en el cual tú, Fátima Hamed, abandonarás Caballas para integrarte en el Grupo Mixto".

Fatima Hamed no daba crédito a mi vaticinio. Y hasta puede que dijera para sus adentros lo que muchos otros han convertido en latiguillo: "Cosas de Manolo de la Torre". Eso sí, cuando FM, en junio de 2014, anunció que dejaba Caballas "porque no estaba identificada con su proyecto", a mí lo único que me sorprendió fue que hubiera tardado tanto tiempo en darse el piro al Grupo Mixto. Por cierto, nadie podrá achacarme que yo me haya dado pote, hasta hoy, de haber augurado semejante hecho.

Y si lo hago ahora, claro está, es para decirle a Fátima Hamed que si, en su momento, me alegré muchísimo de que le diera el pase del desprecio a Caballas, ahora la felicito al comprobar que lidera el Partido Movimiento por la Desigualdad y la Ciudadanía (MDyC). Y tampoco se me caen los anillos por decirle que la leo con fruición.