A mi hija le gusta El Hormiguero. Tal es así que no se cansa
de decirme que lo vea. Pues bien sabe ella que es un programa al que nunca le
he prestado la menor atención. Y no me pregunten la causa. Ya que no podría dar
ninguna explicación convincente al respecto. Sin embargo, nada más enterarme de
que la invitada era Cristina Cifuentes, todavía Delegada del Gobierno de
Madrid, y candidata del Partido Popular a la presidencia de la Comunidad
Autónoma del mismo lugar, no dudé lo más mínimo en sentarme ante el televisor.
Sí, me divertí con el tono desenfadado que mostró CC y el arte
que derrochó ante las preguntas de Pablo Motos. A la señora Cifuentes
la quieren las cámaras. Y si, además, ella ayuda con su manera de ser tan
natural, miel sobre hojuelas. De no haber sabido quien era la entrevistada, yo
jamás la habría relacionado con los populares.
La señora Cifuentes se declaró motera, a pesar de que estuvo en un
tris de perder la vida conduciendo una moto. Enseñó algunos de sus tatuajes,
cinco en total; y por un momento creí que iba a ser capaz de arrancarse por
doña Concha Piquer. Aireó su agnoticismo; dijo ser defensora de la ley
de plazos del aborto, así como de las bodas gays; admitió ser republicana y
hasta presumió de tenerla más larga que Pablo Iglesias.
No se me amontonen aún. Porque doña Cristina, cuando habló así, se refería a
la coleta del dirigente de Podemos. Por lo que no tuvo el menor inconveniente
en demostrarnos su facilidad para hacerse ella la trenza en un amén. La
Delegada del Gobierno de Madrid gana muchos enteros luciendo coleta. Lo que no
sepa una mujer. Una mujer que, aunque haya militado en Alianza Popular,
tiene de rancia lo que yo de chino.
Ya sé que los habrá que digan que Cristina Cifuentes se preparó a
conciencia el libreto para dar el pego de liberal y castiza en un programa con
tantos seguidores y que decidió ponerse bien puesta para engatusar al personal
que la estaba viendo y oyendo. Y, desde luego, con el fin de ganarse la
voluntad de los votantes madrileños; quienes tanto valoran que los famosos se
muestren tan castizos como lo hacía Isabel de Borbón y Borbón, conocida como La
Chata, y que fue infanta de España y Princesa de Asturias en el siglo
diecinueve. Pero se equivocan. Y me explico:
A Cristina Cifuentes le quedaba pasar la prueba del nueve de la
entrevista de El Hormiguero. Y no creo que ella supiera en qué
iba a consistir. De modo que, cuando el presentador quiso conocer los años que
había cumplido la candidata del PP a la presidencia de la Comunidad Autónoma de
Madrid, ésta respondió como debe hacerlo una mujer que se precie: "No
estoy ya en condiciones de propalar mis años". Y es que ella sabe muy bien
que nunca hay que confiar en una mujer que confiesa su verdadera edad.
Creo que fue Oscar Wilde quien dijo que "Una mujer capaz de
contarle eso a alguien lo es también de contar cualquier otra cosa". Cristina Cifuentes pasó la prueba del nueve con
sobresaliente. No me extrañaría que fuese muy votada por los madrileños. En
su momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.