Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 28 de mayo de 2015

Las bajas temerarias

Los hay que, en cuanto oyen hablar de citas y frases hechas, fruncen el  ceño como si hacer uso de las mismas fuera sacrilegio idiomático. Son los mismos que, a renglón seguido, lo ven todo a nivel de, sucedáneo preposicional; dicen asequible cuando toca decir accesible; emplean rutinario por habitual, o les pasa como a Kiko Narváez,  a quien  no se le cae de la boca el vocablo tema. Por supuesto que, como decía don Fernando Lázaro Carreter, de otros de la misma cuerda, KN no es el inventor de uso tan aberrante, ni constituye un caso aislado. Si bien considero yo que es el más jartible de los actuales.

Pues bien, escribo tras haberme pasado un buen rato releyendo las Mejores frases de todos los tiempos. Y sigo estando de acuerdo con que una buena cita humorística debe tener varias cualidades: "debe ser divertida, provocar la risa o, por lo menos, una sonrisa; debe ser breve y concisa, ya que la brevedad es el alma del ingenio, y debe sostenerse por sí sola; independientemente de la situación en que surja".

De entre todas las frases leídas, esta mañana de jueves, he decidido publicar ésta: "Mientras cruzaba el espacio a toda velocidad, un pensamiento seguía cruzando por mi mente. Cada una de las partes de esta cápsula ha sido construida por el que hizo la licitación menor (Jhon Glynn). Manera brillante de expresar el miedo que le infundía la construcción del aparato.

Lo de la licitación menor no se me ha pasado por alto; no en vano han sido muchas las veces que yo he oído hablar a empresarios de la construcción sobre las bajas temerarias en las subastas de obras públicas. Y, créanme, que los ha habido, y los hay, que se siguen quejando amargamente de semejantes adjudicaciones.
Las bajas temerarias son, para quienes no lo sepan, cuando en una subasta de adjudicación de un contrato de obras públicas la Administración recibe una oferta con un precio muy bajo.

Aunque este precio tan bajo puede ser debido a que la empresa tenga unos costes bajos, o a que incurra en errores de estimación que la misma (y no la Administración) deberá soportar, si bien muy a menudo esta oferta responde a un comportamiento estratégico de la empresa en subasta. Comportamiento estratégico que puede depender de varios factores.

Resumiendo: si la empresa adjudicatoria, por ejemplo, atraviesa una crisis económica, la ley le permite quebrar o adoptar otras medidas airosas. Como parar la obra. Así que la que suele pagar los vidrios rotos es la Administración. Mientras tanto, conviene aclarar que hay empresas solventes que se ven ninguneadas porque son incapaces de aceptar el juego de las bajas temerarias. Dicho queda.




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