Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 16 de junio de 2015

Apellidos locales con V

Vega (Juan José). Subcontratista. Lo abordé en 1987 para que hiciera una obra en los terrenos de La Marina cuando él tenía tajo de sobra. Se trataba de hacer minicampos de fútbol para que fueran usados por los niños pertenecientes a la Escuela de Fútbol del Instituto Municipal de Deportes. JJV, a pesar de que aún no había consignación al respecto, dio el paso adelante. Y lo dio pensando en ayudar a los chavales. Sigo profesándole afecto. Nuestra amistad jamás se ha debilitado.

Vega (Manolo). Comerciante. Dialogar con él merece la pena. Aunque es conveniente no creerse que todo el monte  es orégano. Pues en cuanto uno se relaja lo más mínimo y dice cualquier tontería, Manolo entra con la rebaja y cuesta lo indecible volverlo al redil de la normalidad. Amable, educado, buen oyente, y espléndido siempre -nunca ha dejado de meterse la mano en el bolsillo con la misma rapidez con que se empleaban los pistoleros del Far West-, sigue teniendo sus ideas muy claras como para aceptar algo que no sea argumentado con más razones que las suyas.

Villar Padín (José). Magistrado juez del juzgado de Primera Instancia y decano de los de Ceuta. Villar Padín -no fue nacido en esta ciudad pero ejerció como un ceutí- me tuvo ley desde el momento en el cual nos presentaron, cuando alboreaban los años ochenta. Compartir tertulia con él era una delicia. Era instructivo prestar atención a sus intervenciones. Y debo decir que a las mujeres les encantaba departir con él en la tertulia de El Rincón de la Muralla. Habría que haberle visto en sus años mozos... En la comida de su jubilación, y despedida de la ciudad, me invitó a sentarme a su vera, ante la mirada estupefacta de quienes creían ser merecedores de semejante detalle. Un día, de ya no sé qué tiempo, viajé a Madrid y lo visité en su casa, sita en Alberto Boch, y me atendió de maravilla.

Vivas Guzmán (Rafael). Dermatólogo. Gran médico y gran persona. Tuve la suerte de conocerle hace varios años. Y, desde entonces, no he tenido el menor inconveniente en hacerle el artículo en cuanto se me ha presentado la ocasión.  Halagos siempre merecidos por  don Rafael.  Vivas es lector de cuanto escribo y en ocasiones, cuando coincidimos, nos ponemos a pegar la hebra de cuanto nos apetece. Y, claro, me lo paso bomba con su modo de contarme lo que a él le da la gana..

Vivas (Juan). Empleado municipal. Padre de Juan Vivas Lara, alcalde de Ceuta. Era muy aficionado al fútbol y, por supuesto, asiduo espectador de los partidos que se celebraban en el Alfonso Murube. Así que nuestra amistad nació en la temporada 82-83, siendo yo entrenador de la Agrupación Deportiva Ceuta. Don Juan  era amable, educado, y convencido de que la familia estaba por encima de cualquier otra cosa. Nuestras buenas relaciones se enfriaron, todo hay que decirlo, cuando su hijo y yo empezamos a discrepar.

Vivas Lara (Juan). Si lleva tantos años siendo alcalde es, sin duda alguna, porque la gente lo tiene en alta estima. Y justo es  reconocer que, siendo un  miembro destacado del Partido Popular, donde sus cargos son tan poco dados a saludar a los ciudadanos, él no cesa de pararse con ellos. Y, con esa cara de bueno con la que le han nacido, les pregunta por problemas que, aunque no pueda solucionar, le ayuda a mantener su imagen de hombre sencillo y cercano. Le tengo un viejo y erosionado afecto. Y digo erosionado porque entre nosotros ha habido desavenencias. Mentiría si no las reconociera.

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