Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 19 de junio de 2015

Nicolás Fernández Cucurull

Cuando estudiaba en Sevilla -años ochenta- mantenía amistad verdadera con Juan Vivas; quien dirigía entonces los destinos de la sociedad municipal de fomento, Procesa. Pronto se van a cumplir cuatro años desde que un día se echó abajo de la cama y anunció con su acostumbrada sobriedad, convertida a veces en una tristeza infinita, que renunciaba a ser candidato a la Cámara Alta después de que la dirección regional y nacional de su partido le hubiera negado, sin explicación alguna, aspirar al escaño de diputado.

Fue un duro golpe para Nicolás Fernández Cucurull. Tan duro como para haber ocasionado una bronca con Juan Vivas y motivo suficiente para romper unas relaciones que para sí la quisieran algunos hermanos. Pero uno, que a veces es depositario de secretos, por ser capaz de guardarlos en baúl bajo siete llaves, estaba en posesión del que había  impedido que NFC fuera elegido candidato al Congreso de los Diputados.

Pero no ocurrió nada que hubieran podido lamentar Vivas y Cucurull. Ocurrió que Nicolás Fernández se reintegró a su puesto de trabajo y desapareció de la calle. Y, naturalmente, nunca más volvió a decir esta boca es mía. Es más, yo llevo sin verlo desde aquel 6 de octubre de 2011; fecha en la que habló por primera y última vez de por qué dejaba la política activa. Lo cual dice mucho del saber estar de un hombre que es capaz de pasar inadvertido cuanto tiempo le convenga o le apetezca.

Ese dominio de los tiempos le permite ser moderado, prudente y capaz de actuar en la sombra sin que le tiemble el pulso. Nicolás Fernández Cucurull no necesita un florido verbo. Ni tener un aspecto encantador. Ni aparentar expresión de inteligencia, ni ser seductor, ni encantador de serpientes. Tampoco es de los que se ríen por sistema. Nada de eso necesita para ocupar cualquier cargo político.

Sí, ya sé -y además escribí al respecto días atrás- que Fernández Cucurull lo tiene casi todo a favor para que lo nombren delegado del Gobierno de una ciudad pequeña, con problemas de urbe grande, tan conocidos por él. Es tan buen candidato como podría serlo Francisco Márquez. Y cuenta, además, con el beneplácito de nuestro alcalde.  Lo cual no es moco de pavo.

Pues bien, hoy he oído en una emisora de radio que Soraya Saénz de Santamaría estaba a punto de confirmar el nombramiento de NFC, cual delegado del Gobierno de esta ciudad, tras ser deliberada la designación en el Consejo de Ministros. Pero mi gozo en un pozo. Pues, salvo imprevisto de última hora, parece ser que la noticia será dada el lunes próximo, cuando la vicepresidenta, ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno de España, arribe a Ceuta para participar en la investidura de nuestro alcalde.


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