Había decidido ya dedicarle mi escrito a Francisco Márquez: diputado en el Congreso del Partido Popular. Pero, nada más empaparme de que una familia había sido desalojada, por orden judicial, de una chabola en terreno militar, he pensado que lo que yo pudiera decir del señor Márquez carecería de todo interés comparado con semejante tragedia. Una más de las muchísimas que se vienen produciendo en nuestra querida España.
Así no será posible aunar voluntades de ningún tipo; ni, mucho menos, tender lazos de amistad con nadie; ni tampoco mirarnos a la cara, y, naturalmente, de qué nos vale salir disparados hacia el sitio más a mano y adecuado para darnos golpes de pecho con el fin de aliviar nuestros sentimientos de culpabilidad.
A veces nos toca ser testigos de hechos que nos hacen tragar bilis. Pues contener la irritación viendo la imagen de Samia Seguer Salah, madre de cuatro hijos con edades comprendidas entre los ocho meses y trece años, cuesta lo indecible. Porque dan ganas de arremeter contra tirios y troyanos; es decir, contra todos aquellos que no han sido capaces de evitar, una vez más, el drama que se ha consumado hoy.
Drama producido en unos terrenos conocidos como Cría Caballar. Y que lo mismo habría sido posible en Loma Colmenar o en cualquier otra barriada de esta ciudad. Y aquí no se puede hablar de racismo, xenofobia o vaya usted a saber de qué otra cosa. Ya que la consejera de Bienestar Social es Rabea Mohamed: señora a la que en momentos cruciales de su carrera política decidí siempre ayudarla. Pero ahora deberá explicarnos qué ha ocurrido para que desde el 2009 hasta hoy no haya sido posible evitar el que Samia y los suyos hayan entrado a formar parte de la cofradía de 'Los sin techo'.
Quedarse sin hogar, esto es, sin techo donde cobijarse, es la mayor indignidad a la que puede ser sometida una familia. Decirles a unos padres, ante sus hijos, mediante la presencia disuasoria de unas autoridades encargadas de que se produzca el desalojo, que están obligados a coger sus bártulos y marcharse, me parece una acción cruel. Un acto inhumano. Y, en estos momentos, me importa un bledo y parte del otro si Samia y su marido han pecado de dejadez o de lo que fuere.
Parece mentira que los gobernantes, cuando se están viviendo momentos muy difíciles, y además pende sobre sus cabezas como espada de Damocles el caso de Loma Colmenar, no hayan procurado por todos los medios posibles frenar el desalojo de la familia que vivía en una chabola situada en Cría Caballar. Que así son nominados los terrenos pertenecientes a los militares. Tiempo han tenido los gobernantes para que el desenlace no hubiera sido tan desgraciado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.