He hablado tres veces con el diputado del Partido Popular. Por lo que puedo acordarme de los motivos que me llevaron a dialogar con él en esas ocasiones. La primera fue cuando era consejero de Hacienda y portavoz del Gobierno. Habíamos acordado una entrevista y el consejero no acudió a la cita. Francisco Márquez alegó que se le había ido el santo al cielo. Y lo hizo con tanta compunción y buenas maneras, que estuve a punto de hacer los mismos pucheros que él.
La segunda vez que tuve ocasión de charlar con Márquez, de quien conviene decir cuanto antes que es un magnífico interlocutor, estaba él compartiendo mesa y mantel con el infortunado Francisco Antonio González en un restaurante de la ciudad. Y tuvo a bien anticiparme el nombramiento de Pacoantonio como Delegado del Gobierno. Y no dudó, además, en ponerme al tanto de algo que yo deseaba saber.
En la tercera ocasión, recuerdo que el diputado estaba sentado en una terraza céntrica -con Antonio López- y estuvimos pegando la hebra durante no pocos minutos. Y a mí se me ocurrió contarle lo que yo pensaba en aquel momento de ciertos comportamientos de compañeros suyos contra El Pueblo de Ceuta. Le dije, entre otras cosas, que el periódico estaba siendo perseguido con saña inmerecida.
No sé, la verdad sea dicha, si Paco Márquez hizo de correo de mis palabras y, mucho menos, si las tergiversó. Tuve mis dudas, claro que sí; pero éstas se disiparon nada más caer en la cuenta de que FM, nombre de torero y presencia juncal, goza fama de ser más inteligente que el que más lo sea en el Partido Popular de Ceuta. En realidad, lo ideal sería que lo fuese a escala nacional. Esto es, que sus valedores lo midieran con lo más granado que pueda haber en la calle Génova. Donde tampoco están, dicho sea de paso, para tirar cohetes en ese sentido.
Francisco Márquez es hombre ambicioso. Lo ha sido siempre. Deseo apasionado de poder que más que perjudicarle le está ayudando a ser de los primeros de la clase en cualquier actividad que decida emprender. Conque no hace falta ser un lince para percatarse de que el diputado es muy apreciado en la cúpula de su partido, tras haber dado muestras evidentes de saber lo que quiere y por supuesto de su valía.
Paco Márquez está viviendo un gran momento político. No en vano forma parte de los pocos cargos elegidos por los populares para dar la cara en las televisiones, que es donde se ganan las elecciones. Acude como contertulio a los platós, sabiéndose fuerte como argumentador; tarea que no es fácil. Semejante misión, sin embargo, ha hecho posible que aumenten sus enemigos en el PP de Ceuta. Enemigos corroídos por la envidia de ver la fama que ha alcanzado como diputado.
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