Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 4 de marzo de 2016

La Fundación Gallardo Salguero ha cumplido dos años

Fue el 12 de diciembre del año pasado cuando decidí visitar la Fundación Gallardo Salguero, especializada en la prevención contra el Alzheimer. Y tanto las instalaciones como los profesionales dirigidos por Jesús Perea me causaron las mejores impresiones. El edificio, recoleto y soleado -creo haberlo destacado entonces, y si  no lo hice, lo hago ahora-, invita a reconocer la gran labor de quien se atrevió en su momento a emprender una reforma magnífica, en lo que era un edificio asediado por muchísimos años.

Ahora bien, conociendo a la familia Gallardo resulta fácil decir que el éxito estaba asegurado de antemano. Puesto que cualquier miembro de ella cuando decide afrontar un reto lo supera teniendo que dar dos vueltas al ruedo -válgame el símil taurino-, con petición insistente de la segunda oreja, reclamada unánimemente por un público que abarrota una plaza de primera especial.

La Fundación Gallardo Salguero ha cumplido dos años sirviendo a cuantas personas comprendidas en edades entre los cincuenta y sesenta empiezan a dar muestras visibles de sufrir una enfermedad que no deja de ser una putada, como bien decía, no ha mucho, el maestro Alcántara -poeta, escritor y maestro de columnistas-, por haberla sufrido en sus carnes: el Alzheimer le borró a su mujer sus recuerdos como se borra con paño humedo un escrito en un encerado.

Los dos años cumpliendo una tarea tan extraordinaria como necesaria, debido a que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no meramente la consecuencia de dolor o enfermedad, han hecho posible que Jesús Perea, director del centro de prevención del Alzheimer, decidiera sacar a la calle parte de los medios terapeúticos que se emplean en la Fundación Gallardo para combatir tan cruel enfermedad.

Y la idea, tan acertada como necesaria, logró que los políticos en general, dejando al margen sus diferencias, acudieran prestos a celebrar el acontecimiento en el paseo del Revellín. Allí se dieron cita representantes de todos los partidos, y al frente de todos ellos, como no podía ser de otra manera, estuvo el alcalde. A quien hay que reconocerle, en este caso, una entrega digna de alabanza. Y es que la verdad no tiene más que un camino.

A propósito de nuestro alcalde: las fotografías que se publican de él, últimamente, nos lo muestran, cada vez más, con ojos vivísimos, como de burla permanente. ¿Por qué será?




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