Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 13 de junio de 2016

Merecida victoria de España

Uno tuvo la suerte de ver jugar al Dukla de Praha en los 60, cuando la selección de Checoslovaquia deslumbraba al mundo con un fútbol similar, cambiando lo que haya que cambiar, debido a la evolución que se ha ido produciendo en el deporte rey, al que practica la selección española. Un estilo de juego que les hizo ser subcampeones del Mundo en 1934 y 1962, y también lograron el título de la Eurocopa (1976).

Yo tuve la suerte  de ver al Dukla de Praha, en los llamados 'felices sesenta', frente al Madrid, en partido de Copa de Europa, jugando de dulce con Masopust y Pluskal; jugadores tenidos por estrellas mundiales y que también brillaban con luz propia en la selección de su país, cuando era conocida por Checoslovaquia. El gran defecto del fútbol checoslovaco, en aquellos años, era que jugaban el tiquitaca de otrora y se olvidaban de tirar a puerta. Casi todos sus jugadores intentaban meterse con el balón en la red.

El Dukla de Praha jugó un torneo veraniego -Ceuta, 1982- cuando ya se veía venir que el país estaba predestinado a escindirse. Y los checos seguían haciendo el mismo fútbol: largas posesiones de balón, mediante pasecitos cortos y horizontales, regates, conducciones, fintas, arabescos variados... pero seguían sin chutar a puerta. Un calco de lo que está siendo España de un tiempo a esta parte.

La actual selección de la República Checa, a la que España ha derrotado merecidamente, habiéndose salvado además de encajar varios goles, gracias a que su portero, Peter Cech, es un guardameta más que extraordinario, se ha comportado frente a España como un equipo menor. Aunque nos ha hecho ver, y conviene decirlo cuanto antes, que incluso defendiendo mal y sin apenas recursos en ninguna de sus líneas, que la selección española carece de tiro a puerta desde la media distancia. Problema que se ha ido agravando con el paso de los años y que puede hundirnos en la miseria en cualquier momento.

Pero vayamos con lo que ha sido el partido. Nolito, la gran esperanza española de los últimos meses, no ha estado a la altura de lo que se esperaba de él. Cierto es que el sanluqueño necesita espacios para encarar a sus rivales por medio del regate en carrera, y hacer valer su velocidad y su disparo. Pues bien, ni pudo desbordar a sus marcadores, dos laterales escalonados por su lado se lo impidieron, ni tampoco halló la menor oportunidad para chutar a puerta a pie cambiado.

Silva tampoco supo sacarle partido a su pierna izquierda, arrancando desde la banda derecha, y dado que ni Cecs ni Iniesta merodeaban por el área adversaria, todo el juego de ataque lo fraguaban los laterales españoles, buscando los desmarques de un Morata a quien le podía la ansiedad y, por tanto, no acertaba nunca ante el inconmensurable portero checo.

En un partido así, no creo que la presencia del ilustre Busquets fuera indispensable a tiempo completo. Ya que lo que se necesitaban eran jugadores capaces de aprovechar las pérdidas de balón de los checos y del enorme cansancio que de ellos se iba apoderando, para bombardear desde la media distancia a su gran guardameta.

Menos mal que llego el gol, cuando ya pàrecía misión imposible, gracias a un centro medido de Iniesta, que encontró la cabeza de Piqué; movimiento sincronizado entre ambos jugadores. Ahora bien, he visto varias veces el remate del defensa azulgrana y creo que Cech -el gran portero de la República Checa- debió asumir el riesgo de salir buscando la cabeza de Piqué. Nadie es perfecto...  Ni siquiera los comentaristas de Telecinco. Que dan grima.






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