Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 28 de octubre de 2016

Eduardo Hernández Lobillo

Habitante de ese lugar donde suelen descansar eternamente los hombres buenos.

Mi querido Eduardo: Hace ya más de un mes que coincidí con un nieto tuyo en el Hotel Parador La Muralla. En el cual tú dabas lecciones magistrales de saber y de cómo atender las necesidades del prójimo que se acercaba a ti pidiendo ayuda. Y, entre otras cosas, le dije que llevaba ya tres fiestas del Día de Todos los Santos sin dedicarte unas letras, pero que este año no se me olvidaría. Tú nieto, antes de que se me olvide, me causó la mejor impresión.

Luego, nada más poner los pies en los jardines de la Plaza de África, me crucé con Juan Ferrusola y nos pusimos a pegar la hebra. Y Juan, tan cercano a ti, me habló de los momentos vividos en el hotel y hasta me encomendó que te escribiera "El Primero de Noviembre'. Y, al igual que a tu nieto, le dije que sí. Y aquí estoy con cierta antelación.

Pero recordarte, querido Eduardo, y no contarte la actualidad política sería exponerme a que me dijeras una guasa de las tuyas: tan sutil como certera. Así que he decidido, aunque sea por encima, ponerte al tanto de que tenemos un Gobierno -en funciones- durante muchos meses. Gobierno presidido por Mariano Rajoy. El cual carece de seducción. Aunque se ha convertido en un actor consumado de la ironía: burla fina que alterna con el sarcasmo para pararle los pies a un nieto de Pablo Iglesias. Cuyas maneras en el Parlamento bordean el esperpento.

El nieto de Pablo Iglesias es la viva imagen del demagogo que hurga en las heridas del resentimiento y la pobreza extrema. Eso sí, debo decirte que está falto de ese encanto con el que irrumpió Felipe González en los escenarios públicos. Por más que el dirigente de Podemos se esfuerce en presentarse como líder joven de aire estudiantil asambleario. Nos habla de ética y cambio. La ética como un nuevo concepto moral para la gobernabilidad, mientras que el cambio significa la obligación de derribar la injusta sociedad antigua y crear una nueva.

Y, cada vez que lo oigo discursear, querido Eduardo, me acuerdo de lo que tú decías al respecto: "La ética en la política es imposible, porque ya se dijo que la política es un arte, que no una ciencia, y luego los compromisos son enormes y voraces. Y, en cuanto al cambio, no puede realizarse más que a través de un largo proceso". 

Ahora bien, debido a una crisis económica, de la que te conté algo la última vez que te dediqué unas líneas, que arrasó a la clase media, y a una corrupción indescriptible, el pueblo que tiene inocencia, deseos, sensibilidad y resentimiento, se imagina que todo eso es posible. Y con sus votos han conseguido que  los dirigentes de Podemos estén tan obsesionados como convencidos de que pueden acabar con el Partido Socialista Obrero Español. El cual está al borde del abismo. Por errores propios y por conspiraciones en despachos donde han primado los intereses particulares.


De poder hacerlo, querido Eduardo, me preguntarías de qué manera ha respondido el pueblo en general, esto es, España. Pues bien, te diré que ya no estamos ante un pueblo sorprendido, sino que buena parte ya conoce a sus personajes, lo que dan de sí, y también sabe que no hay más leña que la que arde. "Cuando un pueblo se acostumbra al pragmatismo y al obligado cinismo de los políticos, entonces la democracia se estabiliza y las sorpresas son menos". Y estabilizados.estamos.

¡Ah!, aunque hace mucho tiempo de lo tuyo, créeme, querido Eduardo, que aún se te recuerda a cada paso.


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