Opinión de un Madrid brilllante

Muchas mañanas, durante mi andar a paso de legionario por la Avenida de Martínez Catena, suelo cruzarme con algunos andariegos conocidos y además lectores de Aires de Ceuta, que así se llama este espacio, y mantengo con ellos la cháchara correspondiente. Que suele ser, casi siempre, relacionada con el fútbol y, concretamente, del Madrid

Hoy, sin ir más lejos, me han recordado que el Madrid jugó ayer por la noche un partido sensacional frente a la Cultural Leonesa y sin embargo se quedaron esperando mi habitual opinión. Incluso uno de ellos me dijo, como quien no quiere la cosa, que a lo mejor mi tan cacareado madridismo no deja de ser un ardid para disimular que soy azulgrana hasta la médula.

Confieso que aguanté el tipo con el estoicismo que requería la acusación. Como no podía ser de otra manera. Y no me cupo más que aclarar el motivo por el cual no emití mi parecer ayer por la noche acerca de un partido extraordinario. Y es que alguien -a quien aprecio muchísimo- me había pedido que escribiera algo relacionado con el fundador de la Falange. Y, lógicamente, le di prioridad a la petición.

Aunque tenía previsto contar lo ocurrido en el Estadio Municipal del Reino de León. Y, naturalmente, después de ver jugar al Madrid más que bien. Sí, ya sé que el equipo leonés pertenece a la Segunda División B. Si bien no debemos olvidar que encabeza la clasificación de su grupo y además está compuesto por futbolistas avezados en esa división y en otros casos procedentes de divisiones superiores.

Cómo ignorar, pues, el espectáculo ofrecido por los futbolistas elegidos por Zidane. Quienes, además de dejar la eliminatoria copera sentenciada, nos deleitaron con su juego durante casi todo el partido. Cabe, por tanto, calificar de goce ver desenvolverse en el campo a Marco Asensio: futbolista veinteañero y que juega como los ángeles. Si es que éstos juegan al fútbol. Ya dije, en su momento, que se parece muchísimo a  Martín Vázquez y al infortunado y genial Manolo Velázquez. Pero con mayor facilidad para marcar goles. Eso sí, sería injusto analizar únicamente la figura del jugador mallorquín.

Álvaro Morata, por ejemplo, que hace meses andaba sumido en un estado de ansiedad porque pensaba que había errado al regresar al Madrid, ha sido capaz de recuperar su mejor estado de ánimo. Lo cual se ha traducido en magnfícas actuaciones y en marcar goles decisivos. En el Reino de León volvió a evidenciar que su estado de forma es óptimo.

James. Discutido hasta la saciedad, después de haber demostrado que es un jugador tan brillante como propietario de una pierna izquierda descomunal y que le sirve para hacer con ella  malábares eficaces, como son sus tiros a puerta y sus pases tan medidos como prodigiosos, hizo posible que Nacho marcara el gol de su vida. Cuando James juega bien, resalta por encima de todo la sencillez con que aborda lo que no deja de ser complicado. Deleitosa fue su actuación.

Kroos. Acertó su entrenador al elegirle para dirigir el juego de los suyos en un partido donde pudo  prescindir de él. Extraordinario en todos los sentidos. Se ha dicho que los jugadores alemanes, desde que Bernabéu se prendó de Stielike, han triunfado en el Madrid. Por más que Sami Khedira y Mesut Özil se hartaran muy pronto de soportar  críticias injustas y decidieran darse el piro.

Hablar de Lucas Vázquez resulta tarea fácil cuando no cesa de dar motivos para ser elogiado. Yo lo venía destacando desde que jugaba en el Madrid-Castilla y durante su estancia en el Español. Es una joya. Porque, amén de ser un extremo veloz, con regate y centros precisos, es tan laborioso como portador de un entusiasmo contagioso. Actúa con esa sonrisa perenne de quien sabe la suerte que tiene por estar en el Madrid. Y, por si fuera poco, salió Mariano y marcó su gol en apenas unos minutos.

La actuación de Kiko Casilla fue sobresaliente. Y debo decir que me dio grima ver la condición física mostrada por Fabio Coentrao, tras una grave lesión. El Madrid de ayer, sin la la famosa BBC, con un ligero retoque en el centro del campo, bien podría medirse a los mejores conjuntos. Por lo que permite pensar que su  plantilla, ya lo dijimos hace meses, es de lujo. Otra cosa es que el entrenador acierte con una alineación donde el equilibrio entre líneas es de suma importancia.