Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 26 de octubre de 2016

José Antonio Primo de Rivera

Durante mi segundo año de bachiller, en escuela privada y regida por jesuitas, un mando falangista daba la asignatura de formación del espíritu nacional, con soflamas patrióticas que eran puro flato, tratando de llevarnos a los alumnos por el imperio hacia Dios y desde los luceros se bajaba al recreo donde un instructor con sobrepeso dirigía una tabla de gimnasia rudimentaria, comiéndose un bocadillo de mortadela.

Los profesores de aquel colegio se mofaban a escondidas de aquellas dos personas que vestían la camiza azul de Falange y que vivían de esa pertenencia. Aunque los profesores procuraban cuidarse mucho de que los reseñados falangistas no llegaran a enterarse de cómo se guaseaban de ellos en cuanto se daban la vuelta. Pues éstos aún gozaban de poder a principios de los años cincuenta.

Precisamente en aquel tiempo se seguía hablando a hurtadillas de Fernando Zamacola, vecino de mi pueblo y falangista muerto en combate. A FZ  lo acusaban, sus enemigos encarnizados, de infinidad de atrocidades mientras otros destacaban su valor demostrado en acciones temerarias al servicio de la causa nacional.

Todo lo reseñado, amén de la importancia que tuvieron los falangistas tanto en el sindicato vertical como en su implicación en el estraperlo y censura de los medios, despertó en mí el deseo de  saber acerca de la vida de José Antonio Primo de Rivera. Fundador de Falange Española, partido de ideología fascista, el 29 de octubre de 1933.

Época tumultuosa en la que el Gobierno de la República no lograba enderezar el rumbo de una España dividida y en la que José Antonio Primo de Rivera -amén de aprovechar el momento para defender la memoria de su padre- no se cortaba lo más mínimo en denunciar la bellaquería de la izquierda por su deslealtad -salvo excepciones-, traicionando el conjunto de los valores que conforman España, y asimismo fustigando a una derecha por su insensibilidad ante el dolor de los humildes. Así como la falta de temperamento para acometer con gallardia los problemas de su tiempo.


Hablando así, no debería extrañarnos que los más violentos de la izquierda e incluso de cierta derecha monárquica, sacaran a relucir las pistolas para ajustar cuentas con los pistoleros falangistas. No cabe duda de que el discurso joseantoniano no gustaba a nadie. Ni a marxistas ni al capital ni a la Iglesia y, mucho menos, a los partidos monárquicos. 

Como comprenderán ustedes, este espacio no da para seguir ahondando en el tema. Pero si quiero terminarlo con esta pregunta: ¿Qué es fascismo?

Quizá la mejor definición de facismo la diera el presidente Roosevelt: "La propiedad del Estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado". Por su parte, el falangista José Antonio Primo de Rivera justificaba de este modo la ideología fascista:  "Frente al marxismo, que afirma, como dogma, la lucha de clases, y frente al liberalismo, que preconiza la lucha de partidos, el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza sorprendente, trascendente, suprema: la unidad histórica llamada Patria. 

José Antonio primo de Rivera continúa su explicación sobre el fascismo en una entrevista concedida al ABC, el 22 de marzo de 1933.

Patria, que no es meramente el territorio donde se despedazan, aunque solo sean con las armas de la injuria, varios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que se desarolla la eterna pugna entre la burguesía, que trata de explotar a un proletariado, y un proletariado que trata de tiranizar a una burguesía, sino la unidad de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios.

Cuando yo leí esta entrevista, hace ya muchos años, inmediatamente pensé que José Antonio Primo de Rivera  había leído a Platón, quien resolvía las luchas sociales imponiendo una doctrina que especializaba las diferentes castas; en tanto que Aristóteles se limita a pedir al buen gobierno que proteja al pobre de la opresión y al rico de la confiscación -ni más ni menos que Demóstenes en su IV Filípica-, y a la clase media, que gobierne lo mejor posible los intereses de todos.

La Falange, como proyecto político en sí, murió con su fundador en noviembre de 1936. Aunque la dictadura militar de Franco, necesitada de una ideología que la sustentase, se apropió de ella. Y hasta la lució mediante una atractiva camisa azul.


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