Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 14 de marzo de 2017

Lamorena, Arana y Chaib



Emilio Lamorena

Hacía mucho tiempo que yo no hablaba con él. Porque Emilio suele vivir entre Ceuta y la península. Pero hoy lo he visto venir por la calle del alcalde Antonio Sánchez Prados y lo he esperado en ademán de darle el abrazo fraterno. La amistad entre Emilio y yo viene de lejos. Ya que nos presentaron a principios de los años ochenta en la cafetería del Hotel Puerto Bahía de El Puerto de Santa María. Y debo decir que nos caímos muy bien. Aquella noche bebímos y hablamos por los codos. Y quedamos citados para continuar nuestra conversación en Ceuta. A ser posible teniendo como testigo a Guillermo Valero. Persona excelente y muy querida en esta ciudad. A la que venía cada dos por tres para vender los excelentes vinos de las Bodegas Terry. Y ocurrió que yo no sólo llegué a Ceuta sino que me quedé a vivirla para siempre. Emilio Lamorena me ha prometido llamarme mañana para preguntarme sobre algo que él dice no entender muy bien.

Antonio Arana

Fue  nacido en Algeciras y lleva muchos años viniendo a Ceuta para vender los productos que representa. Es persona cariñosa y de conversación amena. Cada vez que nos vemos no duda en recordarme anécdotas relacionadas conmigo cuando yo entrenaba al Algeciras. Época en la que él era un adolescente que gustaba de prestarle oído a todo lo que decían en la Peña Miguelín de su pueblo. Lugar al cual acudían futbolistas, toreros, artistas y socios dispuestos a darles a la sinhueso sin miramiento alguno. Hoy, tomando el aperitivo en la Cafetería del Hotel Ceuta Puerta de África, Antonio Arana me ha contado historias de las que yo me había olvidado. Y me ha preguntado por futbolistas de la talla de Periquito, Tarro y Tapia. A quienes Antonio nunca vio jugar pero de los que sigue oyendo hablar de la calidad que atesoraban. También me ha pedido mi opinión sobre Andrés Mateo. Gran jugador, tres veces internacional, y un tipo extraordinario. Y le digo que yo siempre presumo de haberlo tenido como ayudante en el Algeciras.

Mohamed Chaib

Mi amistad con él data de muchos años. Comenzó el día que yo desembarqué en Ceuta. De lo cual hace la friolera de más de tres décadas. Amistad verdadera, porque ha ido creciendo y creciendo cada año, sin hacerse notar y sobre todo sintiéndose inmune a todos los problemas que han ido surgiendo alrededor de ella. De Chaib podría yo contar muchas cosas buenas. La mejor de todas es que nunca le he visto dudar cuando se trata de ayudar a alguien. Sin mirar ni su clase ni su condición. Siempre está dispuesto a escuchar atentamente a quienes se le acercan para ponerle al tanto de sus males. Sigo admirando la paciencia que demuestra con cuantos acuden a él rogándole que interceda ante quien corresponda para salir del atolladero en el que se hallan. Jamás levanta la voz. Y en todo momento da pruebas evidentes de su buena educación. Mohamed Chaib ha alcanzado la madurez. La cual se manifiesta, sobre todo, en el equilibrio y la generosidad, en la asimilación de lo vivido y en la voluntad de auxiliar a los que todavía están a mitad de camino. Mi amigo cuenta con merecimientos suficientes para enseñar. Tiene ya esencia de sobra para ocupar el sitio que le correpsonde.                                                                                                                                                                                                                                                                      





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