Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 20 de abril de 2017

El Caso Emvicesa



Del acceso a viviendas de protección oficial, quien escribe ha tenido siempre la sospecha, desde hace treinta años, más o menos, de que las entregas no se hacían acordes a las necesidades para las cuales se habían creado. No hace falta que vuelva a ilustrar mi recelo con ejemplo al canto.  

Por consiguiente, el llamado Caso Emvicesa no me ha sorprendido. Lo que sí me ha causado sorpresa es la forma tan burda como ha salido a la palestra. Lo cual viene a demostrar que la venganza suele ser el mejor detonante para que nos enteremos de cualquier tipo de corrupción. Lo cual no es nada nuevo bajo el sol.

El Caso Emvicesa, además, me ha hecho recordar tiempos en los que nuestros padres debían andarse con sumo cuidado a la hora de manifestarse en el patio de vecinos, porque algunos de ellos estaban conectados con las autoridades en la misma medida que en estos momentos pueden estarlos nuestros teléfonos. 

A partir de ahora, y aunque suelo pecar venialmente, yo trataré por todos los medios de hablar por teléfono mediante monosílabos. Por más que mis conversaciones estén basadas casi siempre en las  salidas de tono del futbolista Gerard Pique. Y es que uno, aunque suene a pedantería, sabe perfectamente que si tiene algún valor es por lo que calla.

Ahora bien, el Caso Emvicesa ha demostrado que, siendo Juan Vivas un gran político  -lo cual no es óbice para que yo le reconozca que es mejor cuando actúa de malo que de bueno-, en esta ocasión no ha estado a la altura de las circunstancias. Por haber permitido que el asunto se le fuera de las manos en su día. Por lo que ahora está pasando el quinario. Conque es normal que a veces hasta se vea asediado por la angustia.

Aun así, cabe decir lo siguiente en su descargo: Los políticos tienen que vivir entre la mierda, pero no enfangarse con ella (Adolfo Suárez). Y nuestro alcalde cumple ese requisito. Y, puestos a citar, qué mejor que traer a colación en estos momentos una de las que se le atribuyen a Tierno Galván.  El poder es como un explosivo: O se maneja con cuidado, o estalla. 

A propósito: aciertan quienes dicen que hay una campaña dirigida para erosionar la imagen de Juan Vivas. Lo cual no debe extrañar a nadie. Puesto que lleva 16 años en el cargo. Años más que suficientes para terminar aborreciendo aun el jamón serrano. Es decir, que el poder desgasta. Pero más desgasta al que no lo tiene. Y yo creo que Juan Vivas, si decide presentarse como candidato en las próximas elecciones, volverá a ganar en las urnas.


  
 

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