Jugando el Madrid un partido de pretemporada en el Allianz Arena, siendo Pep Guardiola entrenador del equipo muniqués, ganaron los locales por un tanto a cero en el tiempo de recuperación. El gol lo marcó Douglas Costa y yo escribí lo siguiente: El Madrid tiene los mejores mimbres para jugar el clásico 4-4-2. Es más, me aventuré a decir que, empleándose mediante ese sistema, con las variantes oportunas exigidas por el juego, pocos rivales podrían tutearle. Pero los entrenadores a veces no hacen lo que deben o bien no pueden hacer lo que quieren.
El Madrid lleva ya mucho tiempo perdiendo el dominio del medio campo, que es donde se cuecen los éxitos; y si gana es porque cuenta con jugadores extraordinarios. Frente al Bayern, sin embargo, que también tiene una plantilla formidable, el equipo merengue ha podido perder la eliminatoria, debido precisamente a que sus jugadores se veían superados en esa zona vital. El Madrid gozó de ocasiones de gol en la primera parte; pero mentiría si no dijera que fue el equipo dirigido por Ancelotti quien domeñaba la situación.
La distribución de los jugadores alemanes era tan simple como práctica. Lhan y Alaba se sumaban al ataque sin solución de continuidad por los pasillos que les dejaban tanto Robben -sensacional partido del holandés- y Ribéry. Mientras que Thiago y Vidal se convertían en delanteros y buscaban también con afán a Lewandowski. Por detrás de todos ellos, Xabi Alonso se bastaba y se sobraba para enmendar yerros y servirles de escudo a sus centrales.
Cierto es que el Madrid, a pesar de verse netamente inferior en la zona central de campo, y dando muestras visibles de fragilidad defensiva por los costados, tuvo ocasiones de gol. No obstante, el Bayern estaba mejor situado y dominaba el encuentro. El problema comenzó cuando Isco se situó de media punta no sólo para tratar de enlazar con Benzema y Cristiano, que es lo que mejor se le da, sino también para molestar a Xabi Alonso. Pues bien, fue tal el dominio de los visitantes que Zidane le ordenó a Isco que ayudara a Marcelo.
Fue entonces cuando el jugador nacido en Arroyo de la Miel comenzó a desdibujarse en todos los aspectos. Se fue apagando y hubo un momento en que daba la impresión de no poder con las botas. A pesar del cariño que le mostraba un público que llevaba varios días sometido a un lavado de cerebro jamás visto: Isco es el remedio para todo en el Madrid. La estrella rutilante. El fenómeno que todo equipo desea tener. Y así hasta la náusea.
El Gijón, desgraciadamente, no es el Bayern. Y por tanto la forma de jugar del equipo asturiano facilitó el buen partido de Isco. Quien pocas veces volverá a encontrar otro escenario similar. En fin, que ojalá Zidane haya tomado nota del asunto y la próxima vez no se deje llevar por los que dicen que el juego callejero debe abrirse paso en los grandes acontecimientos. La cuestión es que el Bayern marcó de penaltí nada más comenzar la segunda parte. Y que empató muy pronto Cristiano. E inmediatamente Sergio Ramos introdujo el balón en su portería. Jugada desgraciada que ponía al Madrid entre las cuerdas.
Llegaron los cambios de Zidane. Tan necesarios como acertados. La entrada de Asensio -por Benzema- y la de Lucas Vázquez -por Isco- le dio alas al Madrid. Ambos se abrieron a las bandas y fueron ya una preocupación para los laterales del Bayern y un soplo de aire fresco para Carvajal y Marcelo. Una ayuda enorme para Kroos, Modric y Casemiro. A partir de ese momento, y estando el contrario con diez jugadores, por expulsión de Arturo Vidal, hizo acto de presencia la figura de Marco Asensio. No creo que haya que regalarle ditirambos. No vaya a creérselo..., según dicen los maestros que escriben de la cosa.
En fin, que los aficionados acudieron al Bernabéu convencidos de que Isco podría ya hasta emular a Messi. Y se llevaron un chasco morrocotudo. Menos mal que se encontraron con un chaval mallorquín que acabó apabullando al equipo alemán. Ganó el Madrid a un equipo extraordinario. Sufriendo lo indecible. Cristiano marcó tres goles. Marcelo jugó como siempre, a su aire... Es decir al ataque; aunque no olvidemos que Robben fue el mejor de los suyos. El 4-4-2 del Madrid funcionó con Lucas Vázquez y Marco Asensio -golazo el suyo-. Kovacic jugó unos minutos por Kroos.
¡Ah!, esperemos que la prórroga no haga mella en la condición física de los jugadores del Madrid. Puesto que el partido frente al Barcelona está a la vuelta de la esquina.
¡Ah!, esperemos que la prórroga no haga mella en la condición física de los jugadores del Madrid. Puesto que el partido frente al Barcelona está a la vuelta de la esquina.
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