El amor propio es un curioso animal que puede dormir bajo
los golpes más crueles, pero que se despierta, herido de muerte, por un simple
arañazo (Alberto Moravia). Es lo que
he venido pensando a medida que se ha ido acercando la fecha del partido –Celta-Madrid- aplazado en su día. Desde
entonces, y por haber defendido el Madrid sus derechos, el alcalde de Vigo y el
presidente del Celta estuvieron esperando su momento para poner de manifiesto
que tienen más orgullo que don Rodrigo
en la horca.
Es más, desde que se produjo la suspensión del encuentro y
se armó el consiguiente revuelo, amenizado por algunas declaraciones
desafortunadas por ambas partes, caí en el despropósito de elucubrar lo
siguiente -a medida que el Toto Berizzo
daba descanso a sus jugadores titulares y echaba mano de los futbolistas
considerados reservas-: el excelente entrenador argentino, solo piensa ya en
cómo ganarle al Madrid cuando corresponda jugarse un partido que podría ser
trascendental para que gane o pierda el equipo merengue la Liga Santander.
Ni que decir tiene que yo he venido luchando, durante todo
ese tiempo, para darles matarile a mis pensamientos impuros; impropios de un
deportista, aunque esté jubilado. Pero, hoy, visto lo visto, he vuelto a caer
en la tentación de creer que el técnico celeste reservaba a sus mejores
futbolistas para pasar a la historia como el hombre que fue capaz de cambiar la
historia de la Liga Santander a favor del Barcelona. El mejor regalo que podían recibir el alcalde de Vigo y el presidente del club gallego. A quienes, indudablemente, se les hacía la boca agua con la esperanza de lograr
semejante hazaña.
Poco espacio me queda ya para opinar del partido: marcó Cristiano en el minuto 9. Y lo hizo
mediante un zurdazo impresionante. Poco a poco el Celta se fue rehaciendo
debido a que acumulaban muchos más jugadores que el Madrid en el centro del
campo. Iago Aspas abandonaba la
banda derecha y se situaba a la altura de Jezabed. A quien nadie le prestaba la menor atención. De modo y manera que el equipo
celeste contaba con dos medios centros Wass
y P. Hernández. Y a los costados de
ambos se situaban los laterales Hugo
Mallo y Jonny. Así que Kroos, Modric y Casemiro, haciendo de escudo de la defensa, empezaron a sufrir de
lo lindo. Ya que Isco solo miraba
hacia adelante y con escasa fortuna. Conviene decirlo.
Nada más comenzar la segunda parte, en la única jugada
precisa del malagueño, marcó RC el segundo gol. Y todo parecía ya
encarrilado para el equipo madrileño. Pero un fallo clamoroso de Isco le dio a Guidetti la oportunidad de marcar un tanto que daba esperanzas a los
locales. Esperanzas que pronto se vinieron abajo tras la expulsión de Iago Aspas y el tercer gol obtenido por
Benzema en el minuto siguiente. El
cuarto, en pleno dominio del Madrid, lo obtuvo Kroos en el 88’. El portero del Celta, Sergio Álvarez, evitó una goleada de escándalo. El Madrid está ya
más cerca del título.
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