Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 11 de mayo de 2017

Recorriendo Ceuta


Hubo una época, de hace ya bastantes años, en que yo transitaba la ciudad para darle vida a una sección, titulada, si mal no recuerdo, Recorriendo Ceuta.  Y lo hacía “como san Francisco, un rato a pie y otro paseando”.  Trataba de conseguir información de los vecinos acerca de los problemas de su barrio, y recogía testimonios diferentes; eso sí, guardándome muy bien de emitir opiniones personales.

Recuerdo que mis caminatas comenzaban muy de mañana. Por tal motivo, se daba el caso de encajarme en el barrio de El Príncipe, por ejemplo, cuando sus moradores aún estaban disfrutando de la piltra. Aunque siempre había un parroquiano que llamaba mi atención para compartir el té de la amistad. La cual me tocaba refrendar respondiéndole a las preguntas de futbol que me iba haciendo. Ya que pocas personas desconocían que yo había sido entrenador del primer equipo de su ciudad.

Fechas atrás, un amigo tuvo a bien recordarme aquellas andanzas mías como reportero, y de paso me animó a que lo acompañara a dar una vuelta por las calles donde se distribuyen las naves industriales del Tarajal. Y le dije que sí. Y me alegré de haberlo hecho. Puesto que me fui enterando de asuntos relacionados con un comercio, motejado de irregular, pero que da de comer a muchas familias.

Naturalmente, y perdonen el eufemismo, la picaresca tiene en ese polígono asentada sus reales. Hubo empresarios que me fueron poniendo al tanto de ellas y sobre todo me pidieron encarecidamente que dijera la necesidad que tienen de que el Delegado del Gobierno haga todo lo posible por abrir al comercio el paso fronterizo de Benzú. Cerrado  el 3 de octubre de 2002 por Luis Vicente Moro, a la sazón Delegado del Gobierno.

También me dijeron los empresarios que las causas que motivaron aquel cierre no tienen por qué producirse en estos momentos. Y además me fueron informando sobre otras cuestiones que, como es costumbre en mí, las pongo en cuarentena antes de darles visos de realidad. La que más llamó mi atención fue la que sigue:

"La entrega de tarjetas  a los porteadores está siendo un mal remedio que agrava la enfermedad". ¿Por qué?, pregunté yo ávido de saber. "Porque parece ser que los hay que se aprovechan de ellas para venderlas a los verdaderos porteadores y encarecen el trabajo de quienes las compran". Y a partir de ahí el número de perjudicados es mayor. Quien escribe no afirma nada -Dios me libre de hacerlo-. Pero lo cuento porque así me lo contaron. 






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