Nada
más acabar el partido en el Santiago Bernabéu,
con la victoria del Madrid frente al Atlético (3-0), El Cholo Simeone habló inmediatamente de cómo sus jugadores podían superar tamaña adversidad en
el Vicente Calderón. Fue su primera
reacción ante un merecido triunfo del equipo local, que aun pudo ser mayor en el primer enfrentamiento de semifinales de la Champions League.
Sumido
en una gran decepción, como no podía ser de otra manera, el entrenador
rojiblanco, en cambio, tuvo la lucidez suficiente para no opinar de lo ocurrido
y sí poner la primera piedra de ánimo para el partido siguiente. Con lo cual
mataba de un tiro dos pájaros: no dar cuentas de sus posibles errores e ilusionar a sus aficionados; sabedor de que éstos tienen la fe del
carbonero.
Simeone nunca ha negado que en las eliminatorias le
agrada sobremanera jugar primero en su estadio. Puesto que el sistema táctico,
impuesto por él a rajatabla, como mejor lo desempeñan sus futbolistas es actuando
sin prisas y convencidos de que un mínimo resultado favorable y hasta el empate
les pone en la mejor disposición para acudir a jugar como visitante.
Y las
razones son obvias: el entrenador rojiblanco sabe que el tono de una
confrontación deportiva entre dos equipos grandes, la marca el que mejor sepa
defenderse; aunque éste sea de calidad algo inferior. Y a nadie se le escapa que los hombres
dirigidos por Simeone llevan a cabo
esas acciones perfectamente.
En el Bernabéu, sin embargo, el técnico
argentino decidió arriesgar muchísimo con los cambios, a la búsqueda de marcar el gol del valor doble. Y el riesgo
no obtuvo sus frutos. Sino todo lo contrario. Lo cual no debe extrañar a nadie
que sepa de qué va el asunto. Y semejante yerro sirvió para que Simeone, por saber más que los
ratones coloraos, no dudase en proclamar que su equipo es capaz de eliminar al
Madrid. Y es que una buena capa…
Si bien
no seré yo quien diga lo contrario. Cosas peores se han visto. No obstante,
para que se obre el milagro, mentiríamos
si dijéramos que los rojiblanco pueden
lograrlo jugando a la contra y esperanzados en que los jugadores del Madrid cometan cuatro o cinco errores que
merezcan ser penalizados con goles.
Pues el
milagro lo habrá de buscar el Atlético
de Madrid por la vía de los ataques sin solución de continuidad, rebosados de acciones heroicas y
acompañadas, además, por decisiones correspondientes a la Diosa Fortuna. Forma de actuar que no forma parte del ADN del conjunto colchonero.
Es evidente que el Madrid comete pifias cuando se le somete a una presión extenuante. Aunque tampoco es menos cierto que, jugándoles a tumba abierta, el más mínimo error lo
aprovechan los madridistas para devolver a sus contrarios a la triste realidad.
De cualquier manera, y conviene decirlo, bien haría Zinedine Zidane en hacerles ver a los suyos con qué entereza y
sentido común deben afrontar un envite tan peligroso.
Frase
La sociedad perdona a menudo a los malos, pero jamás perdona al soñador.
Frase
La sociedad perdona a menudo a los malos, pero jamás perdona al soñador.
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