Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 23 de julio de 2017

Recordando a Guillermo Romero



Hay un balcón de mi casa que me permite ver cuanto acontece en la Pista Polideportiva “Zurrón”. Atalaya desde la cual observo perfectamente a unos niños que, a pesar del calor que hace ya a esa hora vaga de mediodía, corren, regatean, chutan, gritan, celebran los goles, se lamentan... y hasta discuten por lances del juego.

Mientras disfruto de tales peripecias empieza a carburar mi memoria. La cual me retrotrae a un día de julio de 1982. Y no era un día cualquiera: era el Dieciocho de Julio. Había llegado yo a Ceuta en el primer barco. En el Hotel La Muralla imperaba el silencio y prevalecía la luminosidad. Sin tiempo casi para deshacer la maleta me comunicaron desde recepción que Guillermo Romero me esperaba en la Cafetería.

Guillermo Romero era el secretario técnico de la Agrupación Deportiva Ceuta, a quien había conocido un mes antes. Rechoncho y de aspecto humilde mostraba muchas ganas de paliar con voluntad lo que desconocía acerca del fútbol. Era además muy criticado por parte de quienes lo consideraban poco válido para el cargo. De modo que bien pronto decidí ayudarle hasta donde me fuera posible.

GR se mostraba muy satisfecho esa mañana. No en vano había conseguido que Jesús Bea, defensa que había jugado varias temporadas en Primera División, accediera a firmar en la ADC. Máxime cuando era un fichaje que yo le había encargado desde que decidí entrenar al primer equipo de la ciudad. El secretario técnico fue mi guía durante unas horas. Así que me llevó a la Pista Polideportiva ya reseñada.

El recinto estaba abarrotado. El sol pegaba fuerte. Caía vertical sobre la pista. En las gradas se daban cita personas de todas las edades. Deseosas de presenciar un partido de fútbol-sala. Muy pronto descubrí entre los participantes a varios futbolistas de la Agrupación Deportiva Ceuta: Lolo y Cerezo eran los más destacados. Comencé  a irritarme y, naturalmente, me pregunté: ¿por qué estos profesionales se exponen bajo un sol inclemente y en un piso de cemento en el cual se juega sin miramiento alguno?

Me quedé perplejo; pues además me enteré de que Lolo aún se resentía de la fractura de una clavícula operada. Guillermo Romero carecía de respuestas para explicarme semejante absurdo. Ocasionado, sin duda, por deficiente organización en el club. A partir de entonces jamás me defraudó el secretario técnico que me habían asignado. Me fue siempre leal y desempeñó su cometido con enorme voluntad.

Hoy, mientras veía jugar a los chavales en la Pista Polideportiva “Zurrón”, caí en la cuenta de lo mucho que había hecho Guillermo Romero por el fútbol local. Por ser un loco –pero no en sentido peyorativo- del fútbol. Un apasionado de una actividad deportiva mancillada continuamente por algunos dirigentes faltos de moral y por tanto carentes de toda legalidad. Así que he decidido recordarlo.



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