Julen Lopetegui ha hecho pública la lista de jugadores convocados para los dos próximos partidos que España ha de jugar frente a Albania e Israel. Y los periodistas le han preguntado por la inclusión de Gerard Piqué en ese grupo. Y el seleccionador nacional se ha pronunciado así: "Piqué se parte el alma, da ejemplo, es un tipo comprometido". A Julen Lopetegui, que es un chicarrón del norte, le ha faltado completar su etopeya acerca del jugador azulgrana con retazos de la que le hizo Vicente del Bosque no ha mucho: "GP es juguetón, alegre y le gusta la broma y no que le creen problemas". O sea, al niño travieso, con una gracia catalana que no se puede aguantar y un tufo independentista de aquí te espero, ni tocarlo; aunque él no se canse de mirar a los españolitos por encima del hombro. Por parecerles inferiores en todos los sentidos. Si la gracia de Piqué, tan valorada por Del Bosque y refrendada por Lopetegui, es la que muchos españoles percibimos, más vale que se la meta por el orto. Que diría cualquier argentino de los residentes en el vestuario del Barça
Llevo mucho tiempo disfrutando de la Premier League. En la temporada 2015 yo acudía presto a sentarme ante la televisión para ver los partidos del Chelsea, entrenado por Mourinho, para disfrutar del juego que exhibía Eden Hazard: futbolista belga que fue actor principal en la consecución del título de Liga de la temporada ya reseñada. En aquel tiempo, yo que no suelo maravillarme de nada, quedé prendado muy pronto de cómo se desenvolvía Hazard en el césped. Ora orillado a una banda, ora por detrás del delantero más avanzado, ora acudiendo en socorro de sus compañeros mediocampistas cuando éstos se desorientaban, y naturalmente siempre atento a marcar goles desde la media distancia o facilitarlos con pases medidos. En suma, jugador genial y completísimo. Frente al Atlético de Madrid, en un partido de Champions League, Hazard se despistó en una jugada defensiva que le costó un gol a su equipo y la eliminación europea. Mourinho no se lo perdonó y las relaciones se fueron a pique. Lo cual ocasionó un desastre generalizado. He leído, tras el gran partido realizado por Hazard en el Estadio Metropolitano, lo que ha escrito un analista de la cosa. Donde asegura que el belga es nada más que un extraordinario segundo delantero mientras que Isco es un centrocampista total. Bien haría quien así opina en visitar al oftalmólogo. Máxime cuando emite su parecer en un periódico de tirada nacional.
Marco Asensio ha comparecido ante los medios por haber renovado hasta 2023. Al jugador balear lo recuperó el Madrid -estaba cedido al Español- con la edad en la boca y pronto nos dejó a todos los madridistas con la boca abierta. Creo que me ha salido un retruécano. Y digo creo porque al no ser licenciado en literatura tengo mis dudas sobre si ello es una figura retórica. Marco Asensio, amén de haber encadilado con su juego en un abrir y cerrar de ojos a madridistas y a los que no lo son, ha sido capaz de actuar en el Santiago Bernabéu como si fuera el patio del colegio donde hasta hace nada lucía sus cualidades. Lo cual ni es tarea fácil ni está al alcance de muchos futbolistas. Ejemplos hay de grandes jugadores a los que el citado Estadio se les atragantó y se vieron obligados a emigrar. En relación con su forma de jugar dije yo lo siguiente: MA es un clásico. Y clásico es lo que no se puede mejorar. A partir de ahí mis elogios al jugador fueron a menos porque a menos fue su rendimiento. Tal vez porque ni ha sido titular en muchos partidos y también por haber sido encajonado en una banda. Al jugador mallorquín, que ha evidenciado tener una cabeza bien amueblada, conviene asignarle misiones concretas en demarcaciones adecuadas a su poderío en todos los aspectos. De no ser así, puede ocurrir que se vea obligado a improvisar por sistema. Lo cual es tan negativo como no hacerlo cuando toca.
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