Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Se escribe para ser leído

Quien diga lo contrario miente. En mi caso, y perdonen que les hable de mí, son los lectores quienes me estimulan diariamente para afrontar el reto de contarles algo. De no haber sido así, hace ya mucho tiempo que yo habría renunciado a practicar un ejercicio que exige trabajo y dedicación a raudales. Pero ese esfuerzo está siendo recompensado con creces. Y me explico: ayer se han rebasado las setenta mil visitas desde que fue nacida esta página. Nacimiento modesto, provinciano, y del cual se han cumplido veintiocho meses. Gracias...

También doy las gracias a quienes suelen pararme por la calle y no dudan en preguntarme por cualquier asunto de actualidad. Casi siempre relacionado con el fútbol. El cual sigue siendo la metadona de los ciudadanos para aliviarse de la crisis económica y sus consecuenciales sociales, que llevamos padeciendo desde hace la tira de tiempo. Situación que ha cundido la desesperanza -siempre peor que la desesperación- entre quienes a los 50 años se quedaron sin trabajo y sin fe en hallarlo. Tengo entendido que aún hay un millón de personas soportando ese calvario. Tragedia.

Y, por si fuera poco, Cataluña ha vuelto a convertirse en el teatro de los sueños maléficos de unos independentistas dispuestos a partir España en mil pedazos. Materialistas hasta extremos insospechados, insolidarios, aburridos y tan racistas como los que más los sean, no sienten el menor pudor por hacer del victimismo su argumento principal para defender el negocio que tienen montado desde que se lo permitieron los primeros gobiernos de la democracia.

¿Dónde está ese tan cacareado seny catalán? Esa cordura, sensatez, humor y sentido común que  se arrogan quienes dicen ser catalanes independentistas. Por cierto, a ver si dejan de ser tan grises en sus declaraciones y hablan mejor el castellano. Porque se les entiende poco y mal. En cuanto a la lengua catalana no me canso de recordarles que siempre fue la lengua de los payeses y que provocaba las risas de los burgueses residentes en el pináculo de la gloria de la Ciudad Condal.

Tampoco conviene olvidar cómo Cataluña se asemeja a Sicilia. La actual situación así lo viene reflejando una vez más. Los negocios son los negocios. Y el catalán independentista se ha distinguido siempre en ese menester. Yo les invito a que lean al respecto. Ahondando donde precisamente se forja la leyenda de cómo los italianos terminaron odiando a los catalanes. Debido a la avidez y a la tacañería de unos tipos que se llenaban los bolsillos a costa de los excesivos impuestos que les cobraban a la población siciliana. Ocurrió cuando Sicilia pasó a formar parte de la Confederación de Estados bajo hegemonía catalana.


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