Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 13 de octubre de 2017

Eduardo Hernández Lobillo

Querido amigo: Desde que te fuiste a ese lugar del cual nunca se vuelve me prometí tenerte al tanto de cuanto de interés aconteciera en Ceuta y en la Península. Y confieso que no he estado a la altura de la promesa. Puesto que mis misivas fueron pocas y casi todas basadas en el comportamiento del alcalde que lleva una eternidad en la poltrona y que nunca quiso premiar tus valores como ceutí y español. Que ambas cosas se pueden ser de verdad exenta de alharaca y de brindis al sol.

Querido Eduardo: Tenía pensado haberte escrito la víspera de la entrega de Medallas de Plata de la Ciudad a título póstumo. Acto celebrado en el mes de junio. Pero ese día, por hallarme resentido de mis ya débiles cervicales, me limité a opinar de fútbol a vuela pluma. Y luego, por motivos varios, decidí que tampoco merecía la pena insistir en recordar que tus merecimientos como ceutí están a la altura de cuantas personas hayan sido premiadas hasta ahora. Y podría decir que aún más. Y me explico: tú jamás hubiera alentado la llegada de Jesús Gil y Gil a Ceuta, ni tampoco te hubieras aprovechado... Te hago caso, una vez más: me callo.

Aunque me alegro de haberte fallado ese día de junio pasado. Porque ahora se me ofrece la oportunidad de contarte, por encima, cómo los independentistas catalanes están dispuestos a romper la unidad de España -y es que la cabra, como tú bien decías, siempre tira al monte-. De una España que nunca fue una unidad, sino una unión interesada entre regiones donde muchos vascos y asimismo catalanes siguen convencidos de que pertenecen a una raza superior. 

A los primeros habría que avivarles la memoria acerca de lo que les sucedió cuando las coyundas entre parientes dieron sus frutos... y la necesidad que tuvieron del mestizaje con andaluces bajitos y renegridos. Y a los segundos, y ahí está la Historia de España para dar fe de ello, de qué modo salieron trasquilados cada vez que intentaron dar un golpe de Estado trufado de mentiras. Y sobre todo obviando que el pueblo que se da a sí mismo una constitución constituye una casa común; la única  total y verdadera; las demás alegaciones no dejan de ser falsas por responder a intereses parciales.

Querido Eduardo: Mariano Rajoy es lo más parecido a un parlamentario inglés. Y da gusto verlo debatir en el Congreso de los Diputados cuando hace gala de su ironía. Esa burla fina que a veces acongoja a sus adversarios políticos. A quienes suele sonrojar mediante la frase certera y donde el oponente no sabe si apludirle o mentarle a sus progenitores. Pero su prudencia, en momentos tan graves como estamos viviendo los españoles, no creo  que sea suficiente para acabar con el golpe de Estado en Cataluña.  Pues su moderación, al ser excesiva, está siempre presta a confundirse con la cobardía.

Querido amigo: Antes de lo tuyo, yo recuerdo que a los dos nos apetecía conversar de España y de sus símbolos, teniendo como testigo estelar, en ocasiones, a don José Villar Padín. Son dos símbolos zoológicos unidos al concepto de España -el toro, en su aspecto externo geográfico, y el conejo, en la raíz span- permiten bosquejar una anticipada conclusión psicológica.

Tú bien sabes amigo que "El español es resignado y paciente y  no exige suculentas viandas para comer ni lujosos palacios para vivir, igual que los conejos. Pero cuando le explotan, engañan o invaden, se le hinchan las narices y reacciona con la fuerza, energía, poder y ferocidad de un toro con los años precisos". Pues bien, debes saber, querido amigo, que los independentistas están ya siendo superados por quienes estamos hasta los dídimos de unos tipos que merecen un desarme, en toda regla, para que tengan que coger el olivo oliendo a lo que son: unos mierdas.


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