Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Mentiras

Beni de Cádiz no sólo era un gran cantaor, sino un gran contaor. Contaba los chistes como nadie. Y, cuando se le preguntaba al respecto, solía decir: "Todo lo que yo cuento es mentira. Porque la mentira hace felices a los demás". Y acababa rematando su intervención con una media verónica garbosa: "Sería imposible vivir cuerdamente, sin creer en la mentira".

Las sabias palabras de Beni de Cádiz vuelven a recordarme que la mentira ha sido siempre elogiada. Pero mentir bien no es tarea fácil y por tanto no está al alcance de todo el mundo. Y además todas las trolas hay que contarlas por etapas, como toda narración bien contada. La mentira es un forma de talento (Cioran).

Un amigo sicólogo, en una noche de farra y alegría, me confesó que creer en las mentiras, que suenan bien al oído, es la mejor terapia contra los estados de ánimos bajos. Y apostillaba: "Hay mitómanos que tienen el arte suficiente para que sus palabras se conviertan en órdenes para sus seguidores". Precisamente es algo que estamos viviendo todos los días en el fútbol... y sobre todo en la política.

Sí, ya sé que la política de hoy y de siempre ha consistido en una gran mentira. Es más, cuando un político llega a creerse sus mentiras, y a fe que llega a creérselas, se asegura la posibilidad de dormir todos los días a la pata la llana. E incluso sale reforzado por parte de propios y extraños, mediante el reconocimiento de mentir como mandan los cánones. Aunque haya dicho que se compromete a hacer un puente sobre un río inexistente.

En rigor, en política existe como dogma lo que sigue: mentir, aunque no toque, es lo conveniente como práctica. De no ser así, es decir, si el mentiroso no se entrena está destinado a pegar un petardo tras otro. Y, naturalmente, sería considerado un desgraciado a quien todo lo malo que le ocurre se lo habrá ganado con creces.

Carlos Puigdemont, presidente destituido del Gobierno autónomo de su tierra, ha mentido hasta la saciedad a quienes más que ciudadanos independentistas son ciudadanos que prefieren mutilarse en todos los sentidos con tal de romper la unidad de España. Pero, aunque tarde,  Puigdemont se ha encontrado con una realidad cruda y dura: el Estado se le ha echado encima con todas sus armas y el pobre hombre  hace ya días que decidió salir de naja.

Ahora bien, al daño que Puigdemont ha venido haciendo con sus mentiras al frente de los independentistas que odian a España y, por encima de todo, a los españoles, hay que sumarle la canallada que está cometiendo desde esa Bélgica a la que ha elegido como burladero para seguir largando con su lengua viperina contra nuestras instituciones. He aquí, por tanto, a un mentiroso desgraciado, a quien todo lo malo que le ocurra, cuando sea recibido por la jueza Carmen Lamela, se lo habrá ganado con creces. Amén.



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