Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 3 de mayo de 2018

Curso de vocabulario andaluz

Hoy, por casualidad, he leído que Antonio Banderas está dando un curso de vocabulario andaluz para angloparlantes. Y me he acordado, inmediatamente, de cuando yo frecuentaba la amistad de una señora estadounidense, compañera de trabajo en la Base Naval de Rota, que se pirraba porque yo le explicara los significados de cuantas palabras o frases hechas andaluzas escuchaba cada día tanto en la base como en Chipiona, su lugar de residencia

Mi amiga chamullaba aceptablemente el castellano por haber estado dos años destinada en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz. Si bien no cejaba en su empeño de aprender cada día más nuestra lengua. Aunque también ponía toda la voluntad del mundo para comprender el modo de expresarse de los andaluces. Tal era su deseo de saber que todos los días llegaba a la oficina con tres o cuatro apuntes de palabras o locuciones adverbiales, pertenecientes al habla andaluza, que le sonaban a chino.

En tales ocasiones, se sentaba a mi vera y yo me convertía en traductor de un lenguaje regional que debió ser elevado, en su momento, a categoría de lengua escrita literaria. Recuerdo, dado que mi memoria es todavía muy buena, que un día escuchó como el carnicero le dijo a un cliente que era un pazguato. Y se lo traduje en un amén: -Bobalicón, sencillo, tímido. Es vocablo que se emplea en "apazguado", "apaciguado". De la guerra de la Reconquista, "moro de paz" o "apaciguado", es decir, de los terrenos ya reconquistados, y que había aceptado vivir en paz".

Hube de explicarle a la señora cuál era el significado de Pechá. Hartazgo de comida o de otra cosa.  Y le puse los siguientes ejemplos "Me di una pechá de cazón con papas". "O me di una pechá de dormir". Lo que nunca olvidaré es cuando me dijo que, saliendo de La Costilla (restaurante roteño), un muchacho se había dirigido a ella llamándola cantúa. Y saltó de alegría al saber que estar cantúa es decirle hermosa y apetitosa. Y a mi amiga le faltó nada y menos para marcarse unas sevillanas. Y a fe que las bailaba con mucho arte neoyorquino.

A medida que pasaba el tiempo, y dado que ella era mi jefa, más que currelar lo que yo hacía es dedicarme a satisfacer sus deseos lingüísticos. Una mañana, entrada ya la primavera, apuntó en su libreta que alguien estaba frito por no sé qué... Y lo primero que hizo, antes incluso de darme los buenos días en la oficina, fue ponerme por delante el librillo donde había apuntado el vocablo frito. Palabra que tiene infinidad de significados. Y allá que tiré de memoria para citarle algunos.

Estar frito de sed.  Le dio un infarto y se quedó frito. Estar soportando molestias en el trabajo o chantaje de alguien. Ejemplo: "Con el nuevo jefe hemos salido perdiendo, porque nos trae fritos con sus exigencias". "A Rosario su marido no la deja ni respirar; la tiene frita". Hay el diminutivo "fritito" que es, en realidad, un aumentativo. Estar fritito de sed es más sed todavía.

Y para rematar la faena le conté, a mi amiga y jefa, americana del Estado de Nueva York, la anécdota de un personaje popular de Sevilla, apodado Antoñito Procesiones.  Éste, durante una conferencia en el Ateneo, se levantó de su butaca, se dirigió al estrado y cogiendo el vaso de agua que tenía sobre la mesa el orador, se lo bebió de un trago, y volviéndose al público dijo a manera de justificación: "Eztaba fritito".










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