Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 27 de octubre de 2018

Desde mi atalaya

Partidazo en el Estadio de José Zorrilla
Valladolid y Español me hicieron disfrutar de lo lindo ayer por la noche. Ambos equipos jugaron a tope durante noventa y tres minutos. Pucelanos y periquitos derrocharon entusiasmo a raudales. No se dieron tregua en ningún momento. Imperó la velocidad hombre balón sin que esa forma de jugar se viera superada por las imprecisiones. En absoluto. Ni siquiera cuando Borja Iglesias marcó su golazo tempranero cundió el pánico entre los jugadores dirigidos por Sergio González. Es más, redoblaron sus esfuerzos y ofrecieron un espectáculo capaz de mantener mi interés sin solución de continuidad. Y, por si fuera poco, el empate llegó en el minuto 91. Golazo, golazo, golazo... obtenido por Verde; jugador cedido por el Roma. Valladolid y Español cuentan con entrenadores no encajonados en ese apartado donde están los que tienen más tonterías que un mueble bar.

Mañana se juega el Barcelona-Madrid. Partido clásico por excelencia.
Fue lesionarse Messi y el miedo cundió en todo cuanto forma parte de la entidad azulgrana. El temor más que al Inter, que era el próximo rival en la Champions League, estaba centrado en la visita del Madrid, días después. Mas Valverde tomó una decisión que le vino como anillo al dedo a su equipo: colocar a Rafinha en la banda derecha, siendo zurdo, para que el sistema de su equipo siguiera siendo un calco del que se practica con la estrella argentina. Ni que decir tiene que la victoria ante los italianos, lograda con suficiencia, elevó el optimismo de cuantos respiran barcelonismo por los cuatro costados. Ahora bien, más que la alineación del futbolista brasileño en esa posición, lo mejor que viene haciendo Ernesto Valverde es proteger a Sergio Busquets con Arthur por la izquierda y Rakitic por la derecha. Aunque yo no descartaría que el técnico vasco recurriera, en esta ocasión, a Arturo Vidal para ver si la aversión que el chileno siente por el Madrid podría traducirse en gran rendimiento.

Quique Setién está siempre en el candelero futbolístico
No hay día en el cual el entrenador del Betis no sea noticia. Aunque hasta hace nada lo era por defender el estilo de juego que ha implantado en el Betis; uno de los mejores equipos de La Liga Santander, aun cuando el exceso de pases llene de bostezos el Benito Villamarín. Como ocurrió la temporada pasada, por ejemplo, contra el Cádiz en la Copa del Rey. Todo en la vida tiene su medida. En el fútbol conviene dar los pases precisos. Esto es, ni uno más ni uno menos. Y sobre todo, a ser posible, tomar las decisiones que en ciertos momentos demanda el partido y las circunstancias de los equipos enfrentados. En esta ocasión, la voz de Setien sonó, hace días, para disculparse públicamente de la pérdida de tiempo llevada a cabo por sus jugadores en San Siro. Y, claro, le han llovido las críticas. Dado que el fútbol, incluso siendo el deporte rey, admite que los futbolistas tengan más o menos prisas en actuar acorde con el resultado. Otra cosa es que los árbitros se hagan los longuis y no recuperen los minutos perdidos. Hoy me ha llamado un amigo para decirme que el entrenador cántabro se está ganando el derecho a ser conocido como don Limpio.










 




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