De haber empatado el Rayo en el tiempo de recuperación de los minutos pérdidos, gol evitado por Courtois y Carvajal, el Bernabéu habría estallado contra Santiago Hernán Solari. Es lo que ha ocurrido cada vez que el Madrid ha dado muestras visibles de debilidad, los resultados o el juego no han sido los apetecidos, o bien no es alineado un futbolista a quien los medios de comunicación decidieron situar en la cresta de la ola del fútbol español.
El entrenador del Madrid es consciente de que el Bernabeú es ahora mismos una olla de fuego por estar repleto de material inflamable de cabreo. Nadie mejor que él conoce lo que se le puede venir encima en cualquier momento. Máxime cuando los periodistas partidarios de Isco no le perdonan que se mantenga en sus trece de no contar con el ídolo que muchos de ellos se inventaron para demostrar que ese tipo de jugador nada más que nace España. Lo cual evidencia la personalidad del técnico argentino.
Solari sabe perfectamente, por conocer la 'Casa Blanca', que ha sido el entrenador elegido para que solucione de la mejor manera posible un momento delicado, muy delicado, de un equipo que ha jugado durante nueve años contando con la cantidad de goles que hacía Cristiano Ronaldo. De quien el argentino no se acordará jamás públicamente en momentos difíciles. Por razones obvias. Así que está haciendo todo lo posible por lograr un conjunto que sea lo más práctico posible. Tarea en la cual cometerá errores. Faltaría más.
Errores que no se han visto frente al Rayo. Pues el Madrid ha merecido marcar dos o tres goles y haber resuelto el partido antes de pasar los apuros que suelen pasar los equipos cuando el resultado es mínimo. El equipo vallecano hizo honor a su clasificación durante muchos minutos. En los que Benzema como delantero falso descomponía todo el sistema táctico ordenado por Michel. Lucas Vázquez trabajaba a destajo y lo hacía orillado a una banda. Tarea complicada en los tiempos que corren. También Marco Asensio se esforzaba por recuperar su crédito pérdido. Pero no acertó a marcar dos goles que parecían cantados.
Jugar con Benzema como delantero flotante es una idea magnífica, claro que sí; siempre y cuando haya un delantero que se aproveche de sus movimientos para hacer goles. Me viene a la memoria la forma de proceder de Di Stéfano, por ejemplo, sabiendo que Puskas estaba siempre atento a rematar lo que le llegaba. En este caso, no se le puede pedir a Kroos y a Modric que estén en misa y repicando. Por más que tengan a Marcos Alonso de guardaespaldas. Precisamente Kroos estrelló un balón en el poste desde la media distancia.
En lo tocante a la defensa del Madrid, mentiría si no dijera que en los balones aéreos falló como viene siendo habitual. El partido lo dominó el Madrid hasta que llegaron los minutos finales y el Rayo atacó en tromba. Momentos en que el equipo que gana por un tanto sufre lo indecible. Y a fe que el conjunto vallecano pudo empatar. Empate que hubiera sido inmerecido. Porque el Madrid fue mejor. De haber sido así, Solari habría sido puesto ya en la picota. Sobre todo porque sigue sin ceder a las presiones de quienes desean que juegue Isco.
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