Susana tenía la cara apretada y hacía pucheros

Cuando la derrota del Partido Socialista Obrero de Andalucía era ya una realidad, la salida a escena de Susana Díaz en televisión, para dar cuenta de su fracaso en las urnas, nos mostró a una señora desconsolada, mohína, cabizbaja y enfadada con el mundo mundial. Su rostro reflejaba nítidamente el abatimiento por un resultado electoral jamás pensado por ella.

Tenía la cara apretada y hacia pucheros... Así que me hacía temer que pudiera derrumbarse en cualquier momento. Debido al desconsuelo que la embargaba. Ella que tanto reía y presumía de ser la política más cercana a sus electores. Su lenguaje corporal parecía maquillado de pinceladas dramáticas. Y que décir de los palmeros y palmeras que la acompañaban en trance tan amargo. Daban la impresión de haber sido sido víctimas de algo irreparable.

Susana Díaz empezó contándonos, con voz afligida, lo mucho que le había perjudicado la baja participación de votantes. Mientras que los suspiros de amargura se le escapaban por la comisura de sus labios. ¡Qué pena daba ver a la primera dama de Andalucía defenestrada y pasando tan mal trago! No podía negar que estaba hecha trizas. Lo delataba la palidez de sus facciones.

De pronto, cuando menos se esperaba, le entró el cuerpo en caja a SD. Es decir, volvió a recobrar cierta tranquilidad después del gran susto que había recibido. Y lo primero que se le ocurrió fue decirnos que ella había ganado las elecciones. Claro que sí. Pero no con la mayoría que le hubiera permitido seguir gobernando a su manera... También Rajoy ganó en las urnas y sin embargo el presidente es Pedro Sánchez. Algo que forma parte del juego democrático. ¿O no?...

Y, a renglón seguido, Susana Díaz arremetió contra las derechas que se hallan en inmejorables condiciones para gobernar con alianzas: "Hago un llamamiento para que las fuerzas constituyentes lo demostremos parando a la extrema derecha en Andalucía". Frase que repitió hasta ponerse jartible. Convencida de que con ella iba a cundir el miedo en una tierra donde la gente sabe reírse de las tonterías aunque estén con la soga al cuello. Algo que tampoco debería olvidar Pablo Iglesias con sus bravatas revolucionarias.

En fin, que vencieron las derechas en una Andalucia que ha vivido casi cuarenta años bajo presidencias socialistas. Siendo la irrupción extraordinaria de Vox lo más sonado. Ahora bien, mucho me temo que la confianza en esa fuerza les haga incurrir a PP, Cs y Vox en desaciertos y equivocaciones por mor de egos desenfrenados. Con deseos de ser cada uno la voz cantante de la coalición necesaria para dejar a Susana Díaz en la estacada.