Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 23 de enero de 2019

Desde mi atalaya


El Parador Nacional de Bailén, ahora hotel, fue durante años el establecimiento elegido por los equipos entrenados por mí, cada vez que nos tocaba jugar en tierras jiennienses. En tales ocasiones, nunca dejó de visitarme un periodista, entrado en años, perteneciente al Diario Jaén. Era un señor amable, culto y amante del fútbol. Pasábamos un buen rato conversando plácidamente y, cuando él lo creía conveniente, me avisaba de que iba a poner en marcha la grabadora. Así que principiaba la entrevista.

Una vez me preguntó a qué dedicaba yo mi tiempo libre. Y le dije que mis ratos de ocio estaban destinados a leer Maestros Rusos. Cuyos once tomos formaban ya parte de mi entonces modesta biblioteca. Aquel periodista, tras mirarme fijamente, me dijo: "Permítame decirle que usted no entrenará nunca en la máxima categoría del fútbol español, pues los técnicos cultivados están muy mal vistos por el gremio al cual yo pertenezco". No cabe la menor duda de que semejante contradicción imperaba entonces. 

Suele ser habitual que los entrenadores, el primer día de trabajo, se dirijan a sus jugadores para darles la bienvenida y sobre todo para decirles que la puerta de su vestuario estará siempre abierta para quienes necesiten consultarle algo. Así que en cuanto se juegan los primeros partidos de la pretemporada, nunca falta el futbolista que se presenta ante el técnico para inquirirle si cuenta con él. Por haber jugado pocos minutos en esos encuentros. El entrenador no tiene por qué darle explicaciones al respecto. Pues quien las pide, además de no aceptarlas, volverá a ser reincidente. 

A mí no se me ocurrió nunca abordar a ningún entrenador para que me dijera los motivos que tenía para no concederme la titularidad. Entre otras cuestiones, porque mi orgullo primaba por encima de todo. De ahí que no entienda lo que se cuenta en relación con Isco y Solari. Según lo publicado hace unos días por un periódico deportivo de tirada nacional, el primero llamó a la puerta del despacho de Solari para saber por qué jugaba tan poco... Y el segundo, afirma el periodista, que le dio la callada por respuesta. Si ocurrió así, aunque yo no creo que Solari fuera tan sumamente lacónico, el entrenador no hizo más que ejercer su derecho a no decir ni pío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.