Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 22 de marzo de 2019

Fatima Hamed


La conocí en sus comienzos como política activa formando parte de la Unión Democrática de Ceuta (UDCE). Partido liderado por Mohamed Alí. Había terminado su carrera de abogada estudiando en la UNED, gracias a su voluntad. Amén de robarle horas al sueño y privándose del tiempo de ocio que le correspondía por su juventud y, naturalmente, multiplicándose para no desatender las labores de su casa.

Gozó muy pronto de mis simpatías por su entereza. También por el sentido de lo concreto que mostraba en sus intervenciones. Creo recordar que la entrevisté un día y me causó la mejor impresión. Así que la avisé del peligro que suponía para su partido coligarse con el PSPC manejado por Juan Luis Aróstegui. Y sobre todo para ella. Y acerté. Pues bien pronto tuvo que marcharse de la Coalición Caballas

Mujer inteligente, y decidida, pronto regresó a la política como responsable del Movimimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC). Partido que obtuvo resultados sobresalientes en las urnas. Pues no es moco de pavo lograr tres diputados en la Asamblea de Ceuta. Fatima Hamed ha ido adquiriendo con el paso de los años credibilidad política. Lo cual no deja de ser un magnífico logro. También ha comprendido que la prudencia no es carencia de valor. Y cabe decir de ella, sin duda, que ha aprendido perfectamente el juego de la política.

Hace ya un mundo que yo no cruzo palabra alguna con la dirigente principal del MDyC. Pero mentiría si no dijera que sigo sus intervenciones en los plenos a través de los medios de comunicación. Y vengo observando, de un tiempo a esta parte, las buenas migas políticas que viene haciendo con nuestro alcalde. Tan visibles como para deducir que Fatima Hamed podría muy bien, en su momento, poner los concejales que obtenga  a disposición del PP.

Las coaliciones son necesarias, siempre y cuando no sean una alianza con cualquier sigla independentista o con el mismísimo diablo; dispuesto a todo trance a igualar por abajo.  Pues bien, si  se produjera semejante pacto a escala local, mucho me temo que la perjudicada sería Fatima Hamed. Por razones obvias. Y hasta creo que muy pronto empezaría a notar los síntomas de la mala suerte. Que no es otra cosa que la ausencia de la buena suerte. O sea.

  



    






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