Maurizio Sarri, entrenador del Chelsea, está siendo muy elogiado por haber ganado, hace nada y menos, la UEFA Europe League al Arsenal. Le llueven los ditirambos al técnico italiano desde todos los rincones del orbe futbolístico. Aunque los opinantes insisten en recordarnos que Sarri nunca había jugado al fútbol y que gran parte de su vida había transcurrido siendo empleado de banca. Y a mí me fueron viniendo a la memoria nombres de entrenadores que no dieron dos patadas seguidas a un balón y sin embargo acabaron ocupando los banquillos de equipos grandes. Verbigracia: José Mourinho, Arrigo Sacchi, Lorenzo Serra Ferrer, Gregorio Manzano... Y todos ellos se hicieron notar. Díganme los puristas del asunto a qué se debe ese hecho...
Eden Hazard le marcó dos goles al Arsenal y además dio un pase de gol. El belga es un extraordinario jugador a quien yo vengo viendo desde hace varios años. Mourinho influyó mucho en su progreso. Aunque nunca dejó de exigirle sacrificio a la hora de recuperar el balón. El desencuentro entre ambos se produjo en un partido de la Champions League frente al Atlético de Madrid en el ya derruido Vicente Calderón. Faltaban escasos segundos para acabar el encuentro y Juanfran hizo la jugada que propició el gol del equipo rojiblanco ante la inacción de Hazard. Gol que le costó la eliminatoria al Chelsea. Hazard y Mourinho, a partir de entonces, empezaron a mirarse esquinadamente.
De la corrupción en el fútbol se viene hablando sin cesar. Motivo: ha habido exjugadores y directivos detenidos. Los cuales han sido puestos en libertad con cargos, tras haber pagado las fianzas correspondientes. Ni que decir tiene que todos ellos son presuntos culpables. Faltaría más. Ahora bien, lo ocurrido me ha servido para recordar cómo tuve yo que defenderme por haber abortado la compra de varios jugadores de un equipo entrenado por mí. Lo primero que me encontré fue con la mentira de algunos dirigentes de la federación. Que por un lado me felicitaban y por otro me denigraban. Pablo Porta, por ejemplo, no se cortaba lo más mínimo en alabarme en los medios de comunicación y luego, en privado, me ponía verde. Temporada 75-76. Sobre mí recayó la siguiente sentencia: "Por no haberte callado... Nunca entrenarás en Primera División".
Eden Hazard le marcó dos goles al Arsenal y además dio un pase de gol. El belga es un extraordinario jugador a quien yo vengo viendo desde hace varios años. Mourinho influyó mucho en su progreso. Aunque nunca dejó de exigirle sacrificio a la hora de recuperar el balón. El desencuentro entre ambos se produjo en un partido de la Champions League frente al Atlético de Madrid en el ya derruido Vicente Calderón. Faltaban escasos segundos para acabar el encuentro y Juanfran hizo la jugada que propició el gol del equipo rojiblanco ante la inacción de Hazard. Gol que le costó la eliminatoria al Chelsea. Hazard y Mourinho, a partir de entonces, empezaron a mirarse esquinadamente.
De la corrupción en el fútbol se viene hablando sin cesar. Motivo: ha habido exjugadores y directivos detenidos. Los cuales han sido puestos en libertad con cargos, tras haber pagado las fianzas correspondientes. Ni que decir tiene que todos ellos son presuntos culpables. Faltaría más. Ahora bien, lo ocurrido me ha servido para recordar cómo tuve yo que defenderme por haber abortado la compra de varios jugadores de un equipo entrenado por mí. Lo primero que me encontré fue con la mentira de algunos dirigentes de la federación. Que por un lado me felicitaban y por otro me denigraban. Pablo Porta, por ejemplo, no se cortaba lo más mínimo en alabarme en los medios de comunicación y luego, en privado, me ponía verde. Temporada 75-76. Sobre mí recayó la siguiente sentencia: "Por no haberte callado... Nunca entrenarás en Primera División".
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