Liverpool y Tottenham jugaron pésimamente

Un refrán inglés advierte de que cuando las cosas están mal, procura no empeorarlas. Las cosas suelen arreglarse solas; pues cuando no se arreglan solas, no hay quien pueda arreglarlas. Liverpool y Tottenham jugaron pésimamente. Tan mal como para que sus entrenadores decidieran hacer suya la teoría del refranero. Así que dejaron transcurrir el tiempo dejando que sus equipos jugaran a su aire. Es decir, dando una mala imagen.

A los 27 segundo del partido Salah marcó de penalti por mano de Sissoko. Pero el gol tempranero no produjo el efecto deseado en el juego de ambos equipos. Los cuales abusaron del fútbol directo. Obviaron el medio campo y sus delanteros carentes de balón pasaban inadvertidos. Uno entiende que la orden de Pochettino a sus defensas fuera la de evitar la pérdida de balones en campo propio. Debido a que los tres delanteros del Liverpool corren como la rápida lagartija de las tapias.

Ahora bien, una cosa es no cometer pifias absurdas cerca del área propia, tratando de sacar el balón jugado con pasecitos cortos y horizontales, cuando te presionan futbolistas como Firmino, Mané y Salah, como abusar de los pases largos por sistema. Máxime teniendo enfrente a dos tipos como Van Dijk y Matip. Capaces de anular a Kane. Insisto la primera parte fue horrible. Impropia de una final de Champions League.

La segunda mitad, a medida que transcurrían los minutos, fue creciendo la emoción a causa de la cortedad del resultado. Pero el juego continuaba siendo mediocre. A pesar de los cambios que se iban produciendo. Y, cuando parecía que el Tottenham, con la salida al campo de Lucas Moura y Llorente, podría obrar el milagro del empate, Origi, sustituto de Firmino, volvió a marcar un gol decisivo. Sentenciando la final. 

Durante el partido, y ante el pobre espectáculo que estaban dando Liverpool y Tottenham, tuve tiempo suficiente para acordarme de cómo Alfredo Relaño, exdirector del Diario AS, decía hace nada que el auge del fútbol inglés se debía a que los clubes habían prescindido de los entrenadores castizos en favor de técnicos modernos como Klopp, Pochettino, Guardiola, Emery... Y creo recordar que yo respondí algo al respecto. Liverpool y Tottenham, dirigido por técnicos no castizos, han jugado peor que se jugaba en los años sesenta. A pesar de la evolución que ha tenido el deporte rey.